¿No será muy temprano para considerar que la Católica será un fiasco en el Transición?

Del mismo modo, ¿no es adelantarse mucho para estimar a Jorge Valdivia como la figura del torneo?

Ojalá el "Mago" haga un gran campeonato, sea llamado a la Selección y se luzca en el Mundial. Su retorno es bueno para Colo Colo, para el campeonato y ojalá para la Roja, lo mismo que Mauricio Pinilla. Todo lo que sea sumar es bueno.

A lo que voy es a otra cosa: a la velocidad con que se cambia de opinión. O de perspectiva.

En torno a Jorge Valdivia las inquietudes eran otras hasta hace muy poco. Días, apenas. U horas. Antes de los 90 minutos de la Supercopa, el público se preguntaba si estaría en condiciones de jugar sesenta minutos, si su estado físico le permitiría aguantar un campeonato completo (aún con los torneos nuestros, que sirven poco más que para estirar las piernas, si bien esto terminará pronto). Pero luego de un partido excelente, que él jugó casi completo (92'), ya no hay dudas y todas son certezas, al punto de elevarlo a la categoría de supercrack del campeonato que viene. ¿No será mucho? Todos lo deseamos, pero aunque seamos muchos es solo un deseo.

Otro dato llamativo: mientras está toda la afición a la espera de la aparición de caras nuevas, el flamante supercopero albo se apoya en Esteban Paredes, Jorge Valdivia y Jaime Valdés. Tres que ya son de la Vieja Guardia. Bien por ellos, excelentes jugadores, aunque su éxito contraría una aspiración mayoritaria. (Una expresión más del choque entre los deseos y la realidad).

Naturalmente, Colo Colo es hoy un favorito. Bueno que lo sea, pero el favoritismo solo se afirma en 90 minutos frente a un rival que estuvo muy lejos de lo que puede y debería rendir. El Cacique era un desastre y todo lo que lo amenazaba hoy no existe. Ni siquiera sus flaquezas defensivas, aunque la crítica las reconoce.

El desastre, hoy, es la Católica. No lo era 90 minutos antes. Al contrario, su estreno en la Copa la hacía merecedora a otros adjetivos. Lejanos, por cierto, a "la decepción" que ahora se anuncia. ¿Qué es decepción? ¿Que descienda? ¿Que no sea campeón?

Se me ocurre que hay que darle tiempo al tiempo. Lo que se diga hoy es simplemente adivinatorio.

Hay, con todo, un caso doloroso. No solo para sus hinchas. O'Higgins ya se acostumbra a la escasez de aspiraciones. No alcanza siquiera a ser considerado decepción. ¿Por qué? Porque no aspira a nada.

Hay otro al que se sigue esperando como revelación: San Luis, de la mano de Miguel Ramírez. En esta columna se espera mucho del Audax Italiano de Hugo Vilches, que mostró una muy buena mecánica de juego contra Barnechea. Y algo tendrá que mostrar Nicolás Córdova con Wanderers.

Todo lo demás, tiempo al tiempo, aunque los máximos aspirantes al título seguirán siendo la U, Colo Colo y la Católica, en ese orden. Y si no, no.