La compañía más longeva del teatro chileno lleva un pez alargado con un ojo como símbolo sobre sus letras imprentas: ICTUS. Además, es el grupo más imbricado con el vaivén histórico y político de nuestra sociedad. Hacia el interior, la compañía fue una tribu de animales teatrales; relaciones de parentesco, matrimonios, hijos y divorcios fueron generando un heterogéneo tejido humano. La dimensión pública y la privada son parte del estreno de la obra documental "Esto (no) es un testamento" (en cartelera en GAM), que recorre la historia del grupo con la presencia de tres protagonistas emblemáticos, María Elena Duvachelle, José Secall y Paula Sharim, que abandonan sus personajes ficticios y son ellos mismos, bajo la dirección de Ítalo Gallardo y Pilar Ronderos, fundadores de la compañía La Laura Palmer ("Los que vinieron antes", "Juan Cristóbal, casi al llegar a Zapadores", "Límites", "Hija de tigre").
La obra se resiste a ser un homenaje laudatorio para ser una revisión crítica y emocional que transita por tres momentos de la compañía: la fundación, los años de la dictadura y la transición democrática. Para esto se recurre a la particular metodología del teatro documental, que construye el espectáculo a partir del ensamblaje de materiales: juegos, archivos físicos proyectados en escena, testimonios en primera persona, fotografías, cartas, programas. Al fondo del escenario han situado un mueble de madera en cuyos cajones se guardan los archivos físicos y las maquetas que aluden a la emblemática sala La Comedia y algunos montajes. El manejo de los materiales está en manos de Nicole Senerman, que, cámara en mano, en el mismo escenario, proyecta archivos y permite las transiciones entre las distintas tecnologías y los intérpretes. Un trabajo similar había realizado ya en "El año en que nací" y nuevamente confirma su enorme talento.
En escena está María Elena Duvauchelle, que recorre los personajes interpretados en distintos montajes, su figura de juventud, un injusto despido, su matrimonio con Julio Jung, su exilio en Venezuela y el retorno; también José Secall, actor de varios de sus montajes, víctima cercana del golpe, exiliado en Rusia, sin esconder el dolor del desarraigo y el colapso psíquico que sufrió por una ruptura sentimental y años de lucha en una escena memorable de un hospital moscovita bajo una nevazón. Y Paula Sharim, la hija del líder histórico, reflexiona sobre su predestinación a ser actriz, el peso de ser "la hija de", sus cuadernos de asistencia de dirección, el desafío de liderar el presente de la compañía. Además, Nissim Sharim participa activamente, aunque sin estar arriba del escenario, a través de textos y llamadas telefónicas vía Skype. Todos ellos brillan por su estilo de actuación de "la vieja escuela", con excelente dicción, dominio escénico y carisma.
En el recorrido recordamos que el grupo se inicia el año 1955 con un grupo de estudiantes de la Universidad Católica que decide dar un paso al costado del academicismo y fundar un proyecto propio. Jóvenes apasionados, irreverentes, que cultivaron el humor y la creación colectiva sumando a destacados dramaturgos y actores: Jorge Díaz, Carlos Cerda, Jaime Celedón, Paz Irarrázaval, Carla Cristi y más. Como el teatro es un espectáculo vivo, de pronto Paula Sharim interrumpe su texto para interpelar al dramaturgo Marco Antonio De la Parra, que está sentado en primera fila, y recordar una anécdota en la que él estaba presente. Luego siguen los años de éxitos, con obras que permanecían años en cartelera y con público masivo, "La manivela", las idas y venidas en teleseries. Y también los momentos críticos, como la función del martes 11 de septiembre de 1973, o el día que Roberto Parada supo sobre el degollamiento de su hijo en medio de la función, las amenazas en dictadura, el desamparo en democracia, la salida de Nissim por una enfermedad, la muerte de Edgardo Bruna. Asimismo se valora la honestidad en la revisión de las miserias: rivalidades, peleas, desaciertos como un chiste homofóbico, la desorientación en el siglo XXI.
"Esto (no) es un testamento" no solo es un ejercicio de memoria, que lo es; es también un interesante modelo de asociación: la legendaria compañía ICTUS estrena por primera vez fuera de su sala, en el centro GAM, bajo el liderazgo de una compañía joven, La Laura Palmer, generando una sinergia de coproducción y experimentando una fórmula para la reinvención. Y pese a que ambas compañías tienen métodos de trabajo distintos logran fusionar ambos estilos rescatando la esencia distintiva del ICTUS: la colaboración. Por otra parte, es importante subrayar que La Laura Palmer es una de las compañías jóvenes más interesantes del momento, que ha logrado crear una poética en la línea del biodrama, de Vivi Tellas y Lola Arias, pero con una impronta local. No deja de ser significativo que hace poco montaron su obra "Los que vinieron antes" en la sala La Comedia, que situaba a los abuelos de Gallardo en el rito de la once familiar. De este modo, la dirección histórica de Merced 349, que seguramente es parte de la memoria colectiva, reescribe los espacios y a los protagonistas, se interroga en una propuesta donde la diferencia, más que separar, genera nuevos diálogos. Un memorable espectáculo, un conmovedor ejercicio teatral de honestidad y compromiso.