Lo que mejor resuena en esta película italiana es el guión, que bien podría venir de una obra teatral, pero se trata de un potente guión colectivo y original del director Paolo Genovese y otros cuatro autores.
Es tanto así que Alex de la Iglesia, un director español que filma con energía y perfección, ya rodó un remake que se estrena este año.
Se trata de una cena nocturna de tres parejas amigas que esperan una cuarta, pero Peppe (Giussepe Battiston), el séptimo invitado, llega solo y sin su nueva novia.
Los que invitan a su departamento romano son Rocco (Marco Giallini) y Eva (Kasia Smutniak), médico y sicóloga.
Asisten Cosimo (Edoardo Leo), que por ahora es taxista, y Bianca (Kasia Smutniak); y también Lele (Valerio Mastandrea), que es abogado, y Carlotta (Anna Foglietta).
Son italianos que están entre los 35 y 45 años, se conocen desde hace tiempo y comparten los problemas, la conversación, el cinismo, el humor y el apetito de su edad, para una larga cena con calabacines, pastel de carne y buen vino.
Todos, por cierto, utilizan el celular y así parte el juego: depositar los telefonitos sobre la mesa del comedor y responder en público y con altavoz cualquier llamada, con el fin de demostrar que no hay secretos, doble vida ni nada misterioso entre ellos.
El propósito es comprobar que se conocen y sobre este ingenioso desafío se levanta una historia que, sin duda, resume e identifica nuevas formas de comunicación y relación personal, porque está el oído, el gusto, el olfato, la vista y el tacto, pero hay algo más: un sexto sentido y una caja negra, donde el celular es el órgano inevitable e indispensable que va a completar a cada uno de protagonistas.
La película, excepto en los primeros y últimos minutos, se desarrolla en el interior del departamento, sobre todo en el comedor, pero también en dos espacios colindantes -living y cocina- y algunos más lejanos: pieza, baño, terraza.
Paolo Genovese, el director, prefiere planos medios y más bien rutinarios, para registrar lo que va de menos a más a medida que se responden las llamadas o algunos correos.
Las revelaciones personales y cruzadas avanzan por acumulación -quizás demasiada acumulación- ante el asombro de esa mesa de amigos, donde en realidad nadie se conoce.
Es un tipo de película ideal para la discusión, porque son relaciones humanas que se construyen y deforman con la comunicación, las variantes tecnológicas, los vicios privados y las aplicaciones sicológicas.
También es un tipo de cine con imágenes planas y desprovistas de pericia e inspiración, porque cuesta encontrar un ángulo, un detalle o un movimiento de cámara.
"Perfectos desconocidos" asume, desde el principio, que lo preponderante y lo único es el guión, y por eso surge la paradoja: es el teatro filmado de una obra de teatro que nunca existió.
"Perfetti sconosciuti". Italia, 2016. Director: Paolo Genovese. Con: Marco Giallini, Giuseppe Battiston, Kasia Smutniak. 97 minutos. 14 años.