Hoy la globalización es cuestionada por algunos populismos de distintos signos. Por la derecha, el peor Presidente de EE.UU. en siglos, el mediocre gobierno de Gran Bretaña y el fallido Front National de Francia intentan debilitar la integración de sus países al mundo. Por la izquierda, los movimientos antiglobalización permean partidos europeos neomarxistas como Podemos y Syriza, así como a las criollas y populistas candidaturas presidenciales de Mayol, Sánchez y Guillier.

Pero la fuerza de la globalización es imparable. Los movimientos y las acciones antiglobalización son y serán una nota al pie de la historia.

¿Qué es globalización?

En la historia humana, la globalización estuvo marcada por las invasiones y dominaciones de unos pueblos por otros. Desde el genocidio del homo sapiens neanderthalensis cometido por el homo sapiens sapiens en Eurasia, completado hace 40 mil años, hasta la invasión de la Crimea ucraniana por el imperialismo ruso en 2014, la integración mundial era predominantemente unilateral y violenta, a sangre y fuego.

Sin embargo, también desde los albores de la historia humana comenzó a desarrollarse la primera forma pacífica de la globalización: el intercambio voluntario de bienes entre distintas comunidades y naciones. Fomentado por los avances tecnológicos en comunicaciones, e inhibido por invasiones y guerras, el comercio internacional fue creciendo lenta pero sistemáticamente.

Hoy la globalización es mucho más amplia que el intercambio comercial. En su versión contemporánea, pacífica y voluntaria, es el movimiento internacional libre de bienes y servicios, capital, tecnología, información y personas.

¿Cómo se mide?

Los economistas miden la globalización en sus dimensiones más directas: el intercambio internacional de bienes y servicios, y de activos financieros. Pues bien, en ningún período de la historia se ha acelerado tanto la integración económica como ha ocurrido en el último medio siglo. En el mundo, la proporción del comercio internacional ha aumentado desde 22% del PIB en 1960 a 60% del PIB en 2014. También en el mundo, la apertura financiera ha aumentado desde 100 en 1970 a 162 en 2014.

Pero la globalización va más allá de lo económico y financiero. Agregando a lo económico varias medidas de globalización social (usuarios de internet, número de extranjeros, restaurantes McDonald's) y globalización política (tratados internacionales, embajadas), el índice KOF de globalización total refleja una integración mundial explosiva, desde 100 en 1970 hasta 168 en 2014.

¿Contribuye la globalización a más crecimiento y desarrollo?

Sí, y mucho. Le evidencia econométrica mundial demuestra que, controlando por otros factores, la globalización contribuye significativamente a aumentar las tasas de crecimiento y los niveles de crecimiento, ingreso y consumo en los países que participan de ella. El libre movimiento de bienes y servicios, finanzas, tecnología e ideas reduce las diferencias internacionales de ingreso y desarrollo. La globalización es probablemente la causa más importante de la gradual convergencia de los países más pobres (como China e India) a los niveles de desarrollo de los más ricos.

¿Contribuye la globalización a menos pobreza ¿¿y menos?? concentración del ingreso?

Sí, y mucho, pero hay que ser cuidadoso en el análisis. La globalización reduce significativamente la pobreza. La globalización también reduce la desigualdad en el mundo como un todo. Por ejemplo, si una fábrica de automóviles se traslada de Detroit a Shanghai, el trabajador chino contratado gana mucho más que antes y el trabajador estadounidense descontratado gana menos que antes, pero aún más que el chino. A nivel mundial, la distribución mundial del ingreso mejora. Pero en China y en EE.UU., considerados separadamente, la distribución del ingreso puede empeorar.

La evidencia econométrica mundial demuestra que, controlando por otros factores, la globalización ha contribuido, pero en muy poco, a la concentración promedio de los países (considerados separadamente). Del aumento promedio de 2,8 puntos porcentuales del coeficiente de Gini entre 1985 y 2012, la globalización ha contribuido solo en 0,2 puntos y la tecnología, en 0,5 puntos.

¿Trae la globalización otros beneficios?

Sí, y muchos. Los países aprenden de las buenas instituciones y políticas de otros países más exitosos. Las sociedades abiertas y democráticas tienden a emularse en otros países. Mientras más profundas son las relaciones comerciales, financieras y humanas entre países, se hacen menos probables las invasiones y las guerras. La globalización de ideas y tecnologías fomenta la transparencia, la libertad y la tolerancia. Un mundo globalizado es más desarrollado, democrático y pacífico.

¿Hay una dimensión difícil en la globalización?

Sí. Todos los países están muy lejos de aceptar la libre movilidad de personas y migrantes. Los países de ingresos medios y altos no quieren ni pueden acoger a todos los potenciales migrantes que quieren residir en ellos. La crisis migratoria de Europa demuestra fehacientemente la imposibilidad de la libre movilidad de personas.

¿Hay vuelta atrás?

Son escasos los países que cierran sus fronteras a la integración mundial. Países ultracerrados son los pocos regímenes sobrevivientes de dictaduras marxistas, como Corea del Norte y Cuba. Países semicerrados son los populismos latinoamericanos como la Argentina de Cristina, el Brasil de Dilma y la dictadura de Maduro en Venezuela.

En el resto del mundo, hay cada vez más apertura e integración global. A excepción de la libre movilidad de personas y migrantes, y apoyado por la tecnología, el futuro traerá solo más globalización e integración mundial.

Nota: esta columna se basa en el artículo: O. Ashenfelter, R. Engle, D. L. McFadden, y K. Schmidt-Hebbel: "Globalization: Contents and Discontents", Contemporary Economic Policy, junio 2017.