Gepe - "Ciencia exacta"
Desde el inicio de su carrera y del paso de "Gepinto" (2005) a "Hungría" (2007) -sus dos primeros álbumes- Gepe ha llevado adelante la consigna de no repetirse. Incluso, en sus últimos discos la tendencia se ha acentuado, con el sanmiguelino incursionando en el reggaetón, la música andina, la bachata y el EDM. De hecho, en su más reciente lanzamiento llamado "Ciencia exacta", el cantautor nacional vuelve a atreverse con ritmos y melodías inéditas dentro de su discografía.
Son diez cortes de diversa factura, que parten en el reggae de aire playero de "Hablar de ti", para luego hilvanar las baladas pop de pretensiones radiales como "Ojos que no ven" y "Hoy" con el sonido murguero de "Solo" (acompañado de María Ester Zamora) y la melancolía altiplánica de "Flor del canelo" (con Juanita Parra), en el mejor tema del álbum. Y en el epílogo aparecen unos chiches parecidos a una fiesta costumbrista sureña en "Hasta cuando" y otra para cantarla sobre el tablón del estadio en "Hoy día me lanzo".
Son canciones que se encuentran gracias a la simpleza del lenguaje y los lugares comunes detrás de las letras -desde las peleas de pareja por dinero hasta la comida casera para demostrar soledad-, aunque redundan en una placa que pierde consistencia en sus tramos finales. Gepe ya está ubicado de frente a la transversalidad y "Ciencia exacta" preparado para desparramar el disco de singles, que cada uno funcione por sí solo. Pero ese desorden amparado en la libertad compositiva termina por celebrar más la jugada que el producto final.
Fernando Milagros - "Milagros"
Si la vehemencia al componer pudiese medirse de acuerdo a cuán poco un artista demoró en construir sus canciones, Fernando Milagros revivió su versión más visceral. El cantautor chileno ideó la letra de "Marcha de las cadenas" en 10 minutos y la de "Querido enemigo" en 15, demostrando la claridad narrativa que quiso exponer en "Milagros", su quinto álbum de estudio. Un trabajo que representa su visión de la actualidad y del momento político y social que vive el mundo y nuestro país.
Porque las canciones inspiradas en el folklore latinoamericano -que Milagros reversiona a través de una guitarra que zigzaguea entre el folk y el rock- están hechas para convocar en la repetición de los coros, como pregunta-respuesta. Allí destaca "Despierto", como un llamado a las masas a unirse a un objetivo común en medio de la aridez sonora, o la mencionada "Querido enemigo", un single que además le añade otra cadencia al disco, cercana a la cumbia y al carnavalito.
Y también encuentra pasajes certeros en frases que claman por la revolución: "En mis manos llevo la bomba y la quiero soltar", anuncia el músico en "La bomba", que enfoca la rabia y el nihilismo como un cántico previo a la destrucción, sigiloso entre las sombras; de la misma manera en que "Marcha de las cadenas" recurre a la urgencia del redoble y las percusiones, en un himno que envalentona a seguir luchando. En la urgencia de su relato, el talcahueño entrega su obra más apasionante.