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Editorial
Miércoles 24 de mayo de 2017
Formación ciudadana
Como todo proceso formativo, la estrategia escolar de educación cívica requiere de un decisivo y complementario apoyo familiar...
Una preocupación transversal por la deficiencia de la formación cívica de los escolares llevó al Ministerio de Educación a la implementación de un plan de estudio para reforzar el aprendizaje de dichos contenidos en los niveles de básica y media, el que está siendo aplicado por cerca de la mitad de los establecimientos. Actualmente los programas de los dos últimos años de la etapa escolar están en proceso de revisión para proceder a su próxima aplicación.
La idea del plan es no solo conseguir la adquisición de conocimientos, sino también lograr la adopción de actitudes y habilidades relativas a la participación, el respeto, la búsqueda del bien común, entre otros aspectos básicos de la democracia y la convivencia social. Si bien algunas mediciones estandarizadas recientes dieron cuenta de que varios de estos indicadores específicos están presentes -aunque en niveles mínimos- en la enseñanza escolar, la formación cívica integral es de compleja implementación. En efecto, un reciente estudio realizado por investigadores del Centro de Estudios de Políticas Públicas y Prácticas en Educación de la Universidad Católica evidencia el limitado impacto que tiene el colegio en la formación de algunos de estos aspectos, pues es principalmente en el contexto familiar donde el estudiante adquiere esta dimensión cívica. Si bien la influencia de los profesores y del establecimiento es relevante para introducir a los alumnos en estas materias, en especial en lo que se relaciona con los conocimientos cívicos para superar las diferencias significativas observadas según el nivel socioeconómico, es la socialización político-familiar la de mayor impacto formativo en cuanto a expectativas de compromiso ciudadano.
Desde que se implementara el nuevo programa curricular, focalizando los contenidos que se habían distribuido en diferentes asignaturas, diversos establecimientos escolares han iniciado experiencias pedagógicas novedosas para incentivar a los estudiantes en la participación, el debate respetuoso y el análisis de aspectos ligados a nuestro sistema político. Pareciera -sin embargo- que una formación orientada a complementar la adquisición de aprendizajes básicos del orden institucional -como los órganos del Estado, el ordenamiento jurídico, las bases democráticas, las normas de convivencia, entre otros aspectos-, junto con el ejercicio de prácticas de comportamiento y análisis de casos de la realidad política y cercanos a los intereses de los escolares, consigue despertar mayor interés por estas materias, esenciales en la formación de un ciudadano imbuido de una cultura cívica de respeto por el otro, de búsqueda del bien común y de un conocimiento básico sobre el funcionamiento de nuestro sistema democrático.
Como todo proceso formativo, la estrategia escolar de educación cívica requiere de un decisivo y complementario soporte familiar, así como también de una gran creatividad pedagógica de las comunidades educativas, pues formar en el espíritu ciudadano requiere de conocimientos, actitudes y habilidades que deben enseñarse tanto en el aula, y en otras actividades escolares, como en el hogar.