Señor Director:

El pasado domingo, a las 17:15 horas aproximadamente, al terminar de compartir en la terraza de un concurrido restaurante de Las Condes, en el sector de Plaza Perú -de alta concurrencia turística y de familias que van a los restaurantes, heladerías, la feria de antigüedades y los juegos para niños-, me dirigí junto a otras dos personas al estacionamiento subterráneo que existe bajo la Plaza Perú.

Al llegar al estacionamiento, bajamos por las escaleras hasta el hall existente en el piso -1, donde están los cajeros para pagar el ticket de estacionamiento. En ese momento me dirigí al baño existente en ese mismo recinto, y cuando estaba en el interior del mismo entró un hombre de unos 35 años aproximadamente, vestido de forma normal, el que sacando una pistola y encañonándome con ella me ordenó entregar mis pertenencias, posterior a lo cual salió y subió corriendo por las escaleras hacia el exterior, donde lo esperaba otro individuo en una motocicleta, en la que ambos emprendieron la fuga por calle Augusto Leguía en dirección hacia Av. Apoquindo.

Si un día domingo cualquiera, a media tarde y en un lugar de masiva concurrencia, los delincuentes pueden asaltar de manera violenta y con total impunidad, es un hecho innegable que la seguridad es un grave problema que nos afecta en Santiago. La absoluta tranquilidad del modus operandi utilizado en este caso pone de manifiesto que los delincuentes saben que asaltar a mano armada en nuestro país no tiene mayores consecuencias.

Debemos exigir a los responsables de nuestra seguridad ciudadana -Carabineros, el alcalde Lavín- tomar en forma inmediata acciones operativas efectivas en el sector (no había ningún carabinero, ni efectivos de Seguridad Ciudadana y ningún dron sobre la plaza); exigir a los administradores del estacionamiento mejorar las medidas de seguridad del recinto (no había guardias ni cámaras que ayudaran a prevenir los actos delictivos); exigir al Gobierno y los legisladores para que promulguen y modifiquen las leyes y penas necesarias para que de manera efectiva los delincuentes estén donde deben estar, y, finalmente, exigir a los señores jueces para que apliquen las leyes con sentido garantista, pero en favor de las víctimas, y no de los delincuentes como está ocurriendo en la actualidad.

Rubén Unda M.