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Cartas
Sábado 15 de abril de 2017
Tapar el sol con un dedo
La Presidenta Bachelet dio a conocer este miércoles la propuesta de reforma previsional de su gobierno, que consiste en un aumento de 5% de cotización previsional, cuyo destino se dividirá en dos partes: un 3% de ahorro para cada trabajador y un 2% para un Seguro de Ahorro Colectivo. Ahora bien, surge la interrogante de si solamente modificando el sistema de pensiones e incrementando la tasa de cotización (para ahorro individual y colectivo) mejorarán en forma permanente y significativa las pensiones de los chilenos, especialmente de las mujeres, hoy las más afectadas.
Tomemos el caso de una mujer asalariada chilena -que representa al 65% de la fuerza laboral femenina- que gana en promedio $491.000 mensuales y cotiza en promedio 6,2 años de su vida laboral. Con el sistema actual, esa mujer recibiría una pensión de tan solo $59 mil mensuales. Si esa mujer cotizara un 3% adicional en su ahorro personal -como propone el Gobierno-, su pensión aumentaría en un 28%, recibiendo una pensión de $76 mil mensuales. Ahora bien, si esa mujer cotizara en promedio 19 años -como es el caso de los hombres- aun sin aumentar la tasa imponible, su pensión aumentaría en 200%, llegando a $180 mil mensuales. En otras palabras, la herramienta más efectiva para mejorar las pensiones de una mujer asalariada en Chile es lograr que estas se inserten y permanezcan en el mercado laboral formal; sin embargo, poco se ha debatido -al menos en lo que a reforma previsional se refiere- sobre la necesidad de impulsar una mayor participación laboral femenina como una solución efectiva para lograr mayores pensiones.
En el caso de una trabajadora por cuenta propia -que representa el 22% de la fuerza laboral femenina-, cuyo ingreso promedio es de $200.000 y de las cuales solo un 15% de ellas cotiza, lo más probable es que no tenga otra opción que acceder a la pensión mínima solidaria, dados sus bajos ingresos y porcentaje de cotización, independiente del sistema de pensiones, la tasa de cotización y edad de jubilación que se decida implementar. Es urgente incentivar una mayor formalidad laboral para solucionar este problema y sobre eso también se ha escuchado poco.
Sucede que el problema de pensiones para las mujeres en Chile es estructural y requiere de compromisos públicos y privados de largo plazo que deben trascender el gobierno de turno. De acuerdo con un reciente estudio publicado por el Fondo Monetario Internacional, solo si en Chile se impulsan políticas públicas que incentiven la contratación laboral femenina esta podría aumentar; en caso contrario, seguiría estancada en 48%.
Existe consenso sobre la necesidad de impulsar el empleo femenino. Es tiempo de actuar. Si no lo hacemos, las mayores pensiones para las mujeres en Chile necesariamente significarán mayor gasto público y privado con efectos limitados al largo plazo. Urge modificar aquellas leyes que encarecen y desincentivan su contratación, en especial el artículo 203 del Código del Trabajo, que impone el deber de tener o pagar salas cuna para los hijos menores de dos años a las empresas con veinte o más mujeres. Esta norma ha llevado a que tan solo el 12% de las empresas en Chile tenga veinte o más mujeres contratadas, siendo ejemplo de una cultura que considera únicamente a la madre y excluye al padre como responsable del cuidado de los hijos. Grupo3 -asociación entre Fundación ChileMujeres, Mujeres Empresarias y +Mujeres- ha realizado una propuesta en la que toda empresa con padres y madres de hijos menores de tres años, sin límite de personas, sea la pagadora de sala cuna y jardín infantil. Para favorecer la formalidad laboral, no será finalmente la empresa la que asuma el costo mediante un crédito contra el Impuesto de Primera Categoría, deduciéndolo mensualmente del Pago Provisional Mensual.
Einstein decía: "Entre las dificultades se encuentra la oportunidad". Los candidatos presidenciales deben definir sus prioridades -que cuenten con el apoyo de los parlamentarios de su coalición-, y la realidad de las bajas pensiones en Chile debería ser parte. Es importante enfatizar la relevancia de lo expuesto en esta columna para mejorar las pensiones de las mujeres en Chile; otras propuestas que se pongan sobre la mesa solo lograrán tapar el sol con un dedo. Sin embargo, si todos -sociedad civil, sector público y sector privado- trabajamos para otorgar mayores oportunidades de trabajo femenino en Chile, lograremos no solo otorgarles una vejez digna, sino también avanzar hacia una sociedad más equitativa y justa.
Verónica Campino G.
Cofundadora Fundación ChileMujeres y Grupo 3