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Editorial
Lunes 27 de marzo de 2017
Baja asistencia a educación preescolar
Aun cuando se han destinado recursos para nueva infraestructura, la educación inicial no ha estado en el centro el debate educativo...
Pese a la significativa expansión que ha tenido la educación inicial en las últimas décadas, todavía la mitad de los niños en edad preescolar no asiste a un establecimiento parvulario, particularmente en sectores rurales y urbanos de mayor vulnerabilidad social, según una investigación hecha a partir de las cifras de la encuesta Casen 2015.
Si bien ciertas iniciativas han procurado expandir la educación preescolar, al no ser obligatoria -la asistencia a kínder está en implementación- los padres no siempre consideran ventajoso enviar a sus hijos al parvulario, ya sea por no valorar su aporte, desconfiar del cuidado que reciben los niños o carecer de las posibilidades de contar con recintos cercanos con disponibilidad. Diversos estudios dan cuenta de que los padres prefieren que sus hijos en edad preescolar permanezcan en el hogar a su cargo o de familiares cercanos como los abuelos. Aun cuando el actual gobierno ha destinado recursos para nueva infraestructura, la educación inicial no ha estado en el centro del debate educativo ni en las prioridades presupuestarias, lo que ha impedido socializar convenientemente su importancia, aumentar de forma significativa sus capacidades y conseguir terminar con las deficiencias en cobertura.
A pesar del significativo avance -en términos porcentuales- en la incorporación temprana de los niños a la preescolaridad, preocupa que todavía la mitad de los menores de cinco años no acceda a los estímulos pedagógicos y sociales necesarios para un buen desarrollo cognitivo posterior. La evidencia indica que es a temprana edad cuando es posible superar brechas producto de un entorno social menos favorecido que puedan afectar el desempeño académico posterior de los menores. Ello requiere, sin embargo, de una especial atención en la calidad de la educación parvularia, la que depende de un grupo numeroso de educadores de párvulos formados en la excelencia, programas sometidos a periódicas y rigurosas evaluaciones, además de una cuidada relación del número de niños por educador.
Los sistemas educativos exitosos demuestran la relevancia de la cobertura preescolar extendida y de comprobada calidad, pues es el medio efectivo de minimizar desigualdades que puedan afectar a un niño producto de los diferentes contextos familiares, sociales y culturales.
Las cifras conocidas confirman que el gran debate sobre la calidad de la educación implica fijar las prioridades y centrar los esfuerzos en los primeros años de desarrollo cognitivo. El desafío es contar con una política pública que lo consiga.