Es como decirle a un niño que no meta los dedos en el enchufe. La tentación es grande, la aventura promete y el peligro no se dimensiona. Lo mismo pasó con la reforma laboral, que entra en vigencia dentro de una semana. No hubo quien no advirtiera la profunda distorsión que podrían vivir los procesos de negociación colectiva.
Aún no entra en vigencia y sus efectos ya se asoman. Luego de 43 días, los 2.500 trabajadores del Sindicato N° 1 de Minera Escondida terminaron la huelga. Más que una negociación por mejores condiciones laborales, terminó siendo un avanzado y sofisticado juego de estrategia donde -en principio- el que parece perdedor, los trabajadores, finalmente es quien sorprende y toma al mundo por asalto. Increíble pero cierto; ni la administración de la empresa ni la dirigencia sindical fueron capaces de escucharse, ceder y lograr acuerdos.
Al acogerse al artículo 369 del Código del Trabajo, los problemas siguen en pie y nada se soluciona. La huelga efectivamente finaliza y se prorroga el contrato colectivo hasta la próxima negociación, que debería efectuarse dentro de 18 meses, con plena reforma laboral en marcha. Los trabajadores vuelven a las faenas, sin obtener reajuste salarial, sin remuneraciones por más de dos meses y sin el bono de 11,5 millones de pesos que ofreció la empresa.
No será fácil volver a trabajar en un ambiente revuelto y con muchas recriminaciones. Más aun si le agregamos los "ajustes" que tendrá que realizar la empresa para enfrentar esta nueva realidad.
El conflicto laboral en Escondida deja en evidencia que los elementos que plantea la reforma son -por lo bajo- cuestionables. Por eso, resulta inevitable prever un año muy complejo en esta materia. Durante el 2017 deben realizarse 1.200 negociaciones colectivas. De ellas, 17 serán en compañías mineras y otras 55, en sindicatos de grandes empresas del país.
Pero, además de la reforma, tendremos un año electoral que dejará entrar la peor amenaza que puede tener un movimiento sindical: las ideologías y la política partidista. Esta semana se ratificó otro dato a la lista que parece ser el más importante: los índices de crecimiento más bajos en los últimos siete años. La ecuación es simple: sin crecimiento, las empresas no se desarrollan y lo único que prolifera es el desempleo, el empleo informal, la incertidumbre y la ausencia de inversión.
El crecimiento del país es el "piso" de las relaciones laborales en todas las empresas. Las cifras y los indicadores económicos son más poderosos que la pura buena voluntad o el diálogo.
La huelga de Escondida ha afectado nuestra economía, pero ha sido mucho más dañina aún para los miles de trabajadores vinculados a la empresa. Por cada trabajador contratado por una gran empresa minera hay otros seis que viven directa o indirectamente de la misma compañía.
La reforma laboral implicará relaciones laborales más rígidas, donde el concepto de colaboración será reemplazado -por ley- por el de conflicto. A días de entrar en vigencia, ya se observan sus estragos.
María Isabel Vial
Pdta. ejecutiva Fundación Carlos Vial Espantoso