Los primeros minutos y la introducción de "Life: vida inteligente" son una muestra de habilidad y pericia técnica, porque es un largo plano secuencia con la cámara que descubre el interior de una enorme estación espacial, recorre sus pasillos y paneles con computadores, presenta a los seis astronautas que flotan sin gravedad y uno de ellos sale al exterior, para una maniobra arriesgada: detener a la sonda Pilgrim que retorna desde Marte después de ocho meses de exploración.
Las letras del título, en los créditos iniciales, se asemejan a las de "Alien" (1979), porque la película sigue su molde, con variaciones y tampoco al pie de la letra, pero el director Daniel Espinosa no pretende ocultar la ligazón ni el parentesco.
Espinosa, de padre chileno y madre sueca, ha filmado media de docena de películas, y después del éxito de "Dinero fácil" (2010), en Suecia, saltó a las ligas de Hollywood con "Protegiendo al enemigo" (2012), "Crímenes ocultos" (2015) y ahora con "Life".
Estudió en Dinamarca y en su época predominaba el Dogma y su decálogo: localizaciones reales, cero efectos especiales y no a las películas de género, entre otros mandamientos.
Los mandamientos en el cine, ya se ve, un día se escriben y al otro día se rompen.
Espinosa, si se asume su parte de compatriota, debe ostentar un récord, porque es el director chileno que ha logrado recaudar más dinero con una película: "Protegiendo al enemigo" llegó a los 208 millones de dólares.
Con "Crímenes ocultos" fue lo contrario: apenas 13.
Y con "Life" está por verse, pero de seguro que ni tanto ni tan poco.
La sonda Pilgrim, que regresa de Marte, trae en su interior una pequeña vaina translúcida y con pelitos que se mueven, por lo que la conclusión es evidente: descubrieron vida.
Y se llamará Calvin.
Es curioso que una película, según los parámetros de "Alien", permita el ingreso de cavilaciones, confesiones y conversaciones que se pueden calificar de profundas, para decirlo con ligereza. No se llega a la existencia de Dios, menos mal, pero sí a recuerdos íntimos y emotivos, del tipo cuándo fue la primera vez que quise ser astronauta o bien la frase que mejor recuerdan de sus padres.
Algo además sorprendente, porque en el comienzo hubo más de una frase certera, con humor, diversión cinéfila e ironía.
No son momentos muy numerosos, pero es evidente que interrumpen la huida, el miedo y la desesperación. Estropean la narración, el aliento y hasta la diversión y locura que propone el género.
La historia sufre con estos desvíos que la sacan del eje, porque quizás Espinosa, desde su parte chilena, se tienta por los cantos de sirena de la película seria que es algo más que terror en el espacio.
Pero "Life: vida inteligente" es lo que es, y en eso consiste su género y su gracia.
Es Calvin contra los astronautas.
En otras palabras: terror en el espacio.
"Life". EE.UU., 2017. Director: Daniel Espinosa. Con: Rebecca Ferguson, Jake Gyllenhaal, Ryan Reynolds.
103 minutos. Todo espectador + 7.