En un barrio muy pobre, en Miami, crece el pequeño Chiron. Hijo de una adicta al crack y víctima de un despiadado bullying, entabla amistad con un vendedor de drogas que se encariña con él y que le enseña cómo enfrentar su vida. Lo que sigue es un relato en tres actos (tres momentos de la vida de Chiron), que retratan la búsqueda de un joven homosexual de su lugar en el mundo. Con mucha poesía y poco presupuesto, el director Barry Jenkins construye un mundo íntimo y real, impregnando cada momento con imágenes inolvidables y dolorosas, que ponen la cámara en un personaje trágico, condenado a una marginalidad anidada en otra. Emparentada más con el cine de Wong Kar-wai que con los códigos usuales de una ganadora del Oscar a la mejor película, "Luz de Luna" es un viaje por una vida de sentimientos negados, que premia al espectador con detalles y sensaciones puras, gracias a una precisión narrativa de esas que escasean. Y es que rara vez las películas logran alinear con éxito un tema contingente y universal con su ambición artística. Y en este caso el éxito fue rotundo. Una película que dará que hablar durante años. Ojalá.
"Moonlight",
EE.UU., 2016.
111 minutos, mayores de 14.