¿Habrá sido el calor? ¿El sol, que irradió como nunca nuestros cerebros? ¿O fue el humo de los incendios lo que convirtió este verano 2017 en una época extraña que nos costará olvidar?
De la emergencia por el humo, pasamos a la controversia por el humor del Festival de Viña del Mar. Del humo al humor. Algo hay ahí que produjo el cortocircuito.
Al menos en mi mente.
Porque les confieso que esta temporada estival estoy entendiendo todo al revés. Lo que le causa gran hilaridad a la que parece ser la mayoría, a mí me produce pena, y aquello que pretende ser emotivo, serio o grave, a mí me mata de la risa.
Por ejemplo.
A varios de los humoristas del Festival los encontré penosos. Me parecieron personas aterrorizadas por la posibilidad del fracaso, que recurrieron a las fórmulas más baratas para seducir a la Quinta Vergara, que hoy no es otra cosa que un grupo de personas también aterradas con la posibilidad de sufrir un chasco: los ejecutivos del canal, el municipio, los animadores y hasta el público, que trata de encontrarles gracia a los humoristas para amortizar la inversión en la entrada, cada vez más cara.
Es esa "colusión del miedo" lo que ha terminado convirtiendo el humor del Festival en una experiencia cada vez más triste.
Lo que sí me causó gracia del Festival fue que le entregaran una Gaviota de Platino a una artista que acaba de terminar de cumplir en su país una condena por delitos de blanqueo de dinero en el marco de un gran escándalo de corrupción y fraude al fisco.
El Festival de Viña le hizo un homenaje a esa artista, e incluso le creó un premio inédito e irrepetible. Y la galardonada lloraba y a todos les corrían las lágrimas, y yo me mataba de la risa. ¡Un país que ha vivido los últimos años persiguiendo irregularidades de figuras públicas, levantando escándalos de corrupción y fraude al fisco, se reúne en el mayor evento anual de la cultura popular para poner en un altar a una condenada por esos mismos delitos! Jajajaja. Me acuerdo y todavía me da risa.
También he disfrutado siguiendo las secuelas del bloqueo del gobierno cubano a que Mariana Aylwin entrara a la isla para recibir un reconocimiento a su padre: todo lo que han dicho los dirigentes del Partido Comunista chileno sobre el tema es para
stand up comedy.
Yo, de verdad, llevaría a Hugo Gutiérrez o al alcalde Jadue a la Quinta Vergara el próximo año. Los dos tienen un talento indiscutible para torcer la realidad y dejarla mirando hacia un mundo como el de "Alicia en el país de la maravillas". Es que los buenos humoristas logran poner el mundo al revés, haciendo grave lo leve y ligero lo profundo.
Es que ¿cómo no va a ser genial que los comunistas chilenos intenten instalar que todo lo que ocurrió esta semana fue una burda operación política orquestada por la Democracia Cristiana o por la propia Mariana Aylwin? ¡Dicen que el famoso viaje es parte de un plan para desestabilizar al régimen castrista! ¡Intentan transformar a la agredida en agresora!
Francamente jocoso. Y lo dicen con la cara seria. No me quejo, ha sido un verano para la risa.