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Editorial
Domingo 26 de febrero de 2017
Inversión Extranjera Directa
"Las cifras de IED para Chile también ilustran dos problemas estructurales de nuestra economía, dos caras de la misma moneda. Primero, el conocido hecho de que nuestro atractivo internacional depende fundamentalmente de nuestros recursos naturales, particularmente el cobre...".
La Inversión Extranjera Directa (IED) es una de las variables económicas que mejor reflejan la salud de una economía. En el contexto globalizado de las inversiones, altos niveles de IED demuestran el atractivo de un país respecto del resto del mundo.
Según recientes cifras del Banco Central, la IED en Chile fue de US$ 11.646 millones durante 2016, la cifra más baja desde 2007, cuando la IED alcanzó US$ 13.178 millones, y significa, además, una disminución de 43,1% respecto de 2015. De dicho monto, US$ 5.797 millones provinieron de participaciones en el capital (fusiones y adquisiciones, principalmente); US$ 2.760 millones, de instrumentos de deuda, y US$ 3.093 millones, de utilidades reinvertidas.
La caída se explicaría principalmente por la desaceleración de la industria minera y la disminución del precio del cobre. En el período 2009-2015, la minería explicó, en promedio, el 44,3% del total de IED en el país, y este año la producción de cobre alcanzó su nivel más bajo desde 2012, con una producción de 5,5 millones de toneladas, según cifras del sector. Con todo, los números para 2016, si bien preliminares pues las cifras finales se darán a conocer en marzo por el instituto emisor, agregan preocupación ante el paupérrimo desempeño de la economía en los últimos años.
Las cifras de IED para Chile también ilustran dos problemas estructurales de nuestra economía, dos caras de la misma moneda. Primero, el conocido hecho de que nuestro atractivo internacional depende fundamentalmente de nuestros recursos naturales, particularmente el cobre. Segundo, que durante las últimas décadas Chile no ha podido aprovechar su integración al mundo para diversificar la naturaleza de la IED.
La apuesta del país para atraer a más inversionistas internacionales ha pasado, por lo menos en parte, por modificaciones a la institucionalidad que ordena las acciones en este tema. Así, en junio de 2015, a través de la Ley 20.848, se estableció una nueva agencia de promoción de la inversión extranjera, InvestChile (en reemplazo del Comité de Inversiones Extranjeras), cuya función sería fomentar y promover la IED en cinco sectores que han sido determinados como prioritarios: Proveedores y servicios para una minería virtuosa; Industria alimentaria sofisticada; Turismo sustentable; Infraestructura energética y logística para el desarrollo, y Servicios tecnológicos exportables. Para dichos efectos, durante el año recién pasado InvestChile organizó y participó en actividades en Canadá, Estados Unidos, China y Europa. Para 2017 se destacan la apertura de tres oficinas de InvestChile en el extranjero, como también un foco en la atracción de compañías extranjeras en los sectores prioritarios. En cuanto a resultados, el sitio web de InvestChile reporta una cartera de 130 proyectos que se encuentran en distintas fases de avance. La misma fuente estima que de llegar a concretarse, significarían una inversión potencial de hasta US$ 8.772 millones y la creación estimada de 5.607 nuevos puestos de trabajo.
Sin embargo, más allá de las buenas intenciones o del optimismo en las proyecciones, a la luz de las cifras recientes, es claro que existen dudas fundadas respecto del impacto de los esfuerzos recientes para la atracción de IED a nuestro país. Por su importancia, este es un tema que requiere atención. A modo de ejemplo, la interacción y duplicidad de acciones de InvestChile y ProChile (la agencia exportadora nacional) son evidentes, por lo que dicha institucionalidad debe ser revisada. Del mismo modo, es recomendable que las acciones del Estado en la atracción de inversiones sean continuamente evaluadas desde una perspectiva económica. No son pocos los recursos destinados a esta materia. Las actividades y sedes tienen un costo de oportunidad alto, por lo que es necesario cuantificar el real impacto económico de estas acciones. Chile primero debe invertir en forma efectiva en estas materias, para luego poder atraer a la IED.