Zona norte, costa. Figure una pequeña caleta. La morfología de la bahía permite fondear los botes, echarlos y sacarlos del mar con facilidad. Una quebrada permite traer agua dulce. La geografía se ha confabulado virtuosamente para el surgimiento de un pequeño asentamiento. Con el tiempo se desarrollan los caminos y la pequeña caleta se transforma en balneario, aprovechando la larga playa que hay en sus inmediaciones. Es un caserío que va creciendo de forma más o menos orgánica, con sus estanques de agua en el techo, y en las temporadas estivales, pescadores y veraneantes comparten sus recursos. Durante décadas el pueblito apenas crece. No se sabe bien para dónde más podría expandirse, sin agua, rodeado de dunas, humedales y desiertos, malos terrenos para edificar.
Pero de la noche a la mañana esta ecología se rompe. Junto al pequeño balneario, aparece un condominio que se extiende en una superficie tan solo un poco menor que la del pueblo. La mole de departamentos parece un transatlántico irrumpiendo en medio de Venecia. Está edificado arriba de un trozo de paisaje que, de pronto, se volvió suelo urbanizable. Centenares de autos llegan con otros centenares de turistas, demandando electricidad, agua potable y alcantarillado. Su monumental piscina de agua cristalina y rodeada de verdes prados destella un frescor artificial en medio del desierto.
Esta forma de urbanización del litoral está sucediendo ahora mismo y en todo Chile, de una forma explosiva y anómica. Sin consideración a las capacidades de las redes, a las reservas hídricas, a la calidad mecánica del suelo, menos al ecosistema ni a las zonas de riesgo. Con instrumentos mucho más débiles y discrecionales que la planificación de las ciudades y con mucha mayor voracidad y velocidad, se está urbanizando nuestra generosa costa. Lo que podamos controlar o dejar en manos del apremio del negocio, no solo cambiará el paisaje de nuestro país en todo su largo, sino que determinará muchas de las tragedias humanas y ecológicas que llenarán los titulares de la prensa en la siguiente década.