En Francia, el primer lugar no es el que está en juego en estos momentos preelectorales. Con Marine Le Pen encabezando todas las encuestas para la primera vuelta del 23 de abril, quien obtenga el segundo puesto tiene hartas posibilidades de ser el próximo Presidente. Y ese sitio se lo están disputando codo a codo Emmanuel Macron, ex ministro de Economía de Hollande, y el ex Premier de Sarkozy, François Fillon, los que deberán diferenciarse entre sí, y ganarse a los electores oponiéndose al discurso populista de Marine Le Pen, que ha calado hondo en más de un cuarto de la población francesa.

Justo cuando Fillon estaba recuperándose del escándalo provocado en enero por la revelación de que su mujer recibió sueldo como su asesora parlamentaria -caso que ayer la Fiscalía Nacional Financiera decidió judicializar-, Macron recibió un inesperado empujón del experimentado político François Bayrou. Son interesantes las razones por las cuales el centrista Bayrou, quien ha sido tres veces candidato presidencial, decidió no presentarse esta vez y apoyar a Macron: Le Pen es un peligro para la democracia, los franceses están desorientados, y la dispersión de las propuestas electorales favorece un triunfo de la extrema derecha, lo cual sería un fracaso de Francia y el desgarro de Europa. Analistas sostienen que los partidarios de Bayrou -quien tiene 5,5% de las preferencias- bien podrían dividirse entre Fillon y Macron, con lo cual el envión de estos días perdería su efecto.

De acuerdo con las encuestas, es improbable que Le Pen obtenga la Presidencia, pero las lecciones del triunfo de Donald Trump en EE.UU. obligan a ser muy cautos. Los sondeos indican que tanto Macron como Fillon le ganan en segunda vuelta a la candidata del Frente Nacional, y si fuera así, no existiría riesgo de que el programa xenófobo, antiinmigración, anti Unión Europea (promete Frexit) y proteccionista de Le Pen sea implementado.

Ayer, al presentar su programa económico, Macron propuso bajar a un 25% (desde el 33,3% actual) la tasa de impuesto a las sociedades y eximir al 80% de los contribuyentes del impuesto que pagan por ocupar una vivienda. El ex ministro espera ganar apoyo de los socialistas, disconformes con el ultraizquierdista candidato del partido, Benoît Hamon, con quien el PS se prepara para una humillante derrota. Se espera que las propuestas de Macron sean moderadas, y no demasiado diferentes a las del republicano Fillon, quien propugna una reducción de la deuda, flexibilidad laboral, prolongar las horas de trabajo semanal y la edad de jubilación, y podría recuperar el apoyo de los votantes de su sector después de que el partido rechazara cambiar de candidato y que sus incondicionales ya han indicado que no modificarán el voto, sea cual sea el final del Penelopegate , el caso del contrato a su mujer.

Así, la competencia por el segundo lugar promete suspenso y sorpresas, y en cualquier caso no se despeja la inquietud por la incertidumbre del resultado.