Cabe valorar la rápida y adecuada reacción del Gobierno ante la injustificable y arbitraria decisión del régimen castrista de prohibir el ingreso de Mariana Aylwin a Cuba para recibir un reconocimiento póstumo a su padre. Con anterioridad, en una declaración a "El Mercurio", la propia afectada había sostenido: "yo espero que el Gobierno de Chile haga un reclamo formal porque esto es inadmisible y es una ofensa a la figura de mi padre, Patricio Aylwin". En un comunicado emitido a pocas horas del incidente, junto con lamentar profundamente este hecho, la Cancillería sostuvo que el Gobierno de Chile hará presente a las autoridades cubanas "su malestar por esta acción y llamará a informar al embajador de Chile en La Habana". Ello marca un fuerte contraste con cierta actitud condescendiente con el régimen cubano en estos últimos años, cuya muestra más notoria fue el controvertido tuit de la Presidenta Bachelet en el que expresa sus condolencias al Presidente Raúl Castro por la muerte de Fidel, a quien calificó como "un líder por la dignidad y la justicia social en Cuba y América Latina".

Ayer este incidente escaló aún más al conocerse que también se había negado la entrada a la isla al secretario general de la OEA, Luis Almagro, que asistiría a ese mismo evento a recibir el premio Oswaldo Payá. Se le denegó por parte del Consulado de Cuba en Washington la solicitud de visa para el pasaporte oficial de la OEA e incluso se le impidió ingresar con documento uruguayo, que no requiere visa. La reacción del régimen cubano, aunque previsible, ha suscitado un amplio rechazo en la comunidad nacional, aun cuando, por ejemplo, han sido ostensibles los distintos énfasis con que han reaccionado algunos candidatos presidenciales. Por otra parte, las absurdas acusaciones de "provocación" y de querer "generar inestabilidad interna" de la embajada de Cuba en Chile vuelven a poner de manifiesto con crudeza la falta de las mínimas libertades del régimen castrista.

Pese a las declaraciones de un diputado comunista, concordantes con lo manifestado por las autoridades cubanas, que hablaba de que el viaje de Mariana Aylwin era "una provocación concertada para generar conflictos al interior del Gobierno", la comisión política del Partido Comunista emitió una escueta declaración, más cauta, en la que sostiene que "el Partido Comunista de Chile se encuentra analizando los hechos, sobre los cuales hay más de una versión, antes de emitir una declaración con una opinión definitiva".

Aunque todavía es muy temprano para evaluar en toda su magnitud los alcances que este episodio pueda tener dentro de la Nueva Mayoría -ha habido otros similares que han terminado en simples cruces de declaraciones-, todo parece indicar que no será una diferencia más en las relaciones de los partidos y particularmente entre la DC y el PC. El senador Ignacio Walker incluso ha llegado a sostener que, a su juicio, "el incidente producido y las declaraciones públicas de la embajada de Cuba y del PC marcan un virtual punto de quiebre en las relaciones entre la DC y el PC". Más allá de los efectos que finalmente tengan estos acontecimientos, declaraciones como esta dan cuenta de que al partido falangista le será difícil, y tendría un importante costo político, el pasar sin más por alto lo sucedido.