Antes que nada, lo que ya sabemos: todo humorista que se sube a la Quinta es exitoso... para el canal que transmite el evento.
Porque ya sea que le vaya extraordinario o pésimo, el rating se dispara sí o sí.
Esta es la parte de circo romano del Festival. Todo el mundo -en su casa o en la Quinta- quiere ver el espectáculo (nunca mejor dicho): reírse a morir si le achunta o presenciar su cruenta agonía a manos del "monstruo".
Pues aunque usted se crea buena gente, todos tenemos una dosis de sadomasoquismo.
Escenario ideal para desconocidos que se foguean por circuitos alternativos u olvidados del showbiz criollo. Si siguen unas poquitas reglas, estos humoristas, como los gladiadores esclavos, siempre tendrán más que ganar que perder.
1. Asuma que está muy nervioso/a. Paso 1 de introducción a la metodología: si no define el problema, no lo soluciona. Así es que acepte y luego: control, om, inspire-espire.
2. Tampoco se relaje tanto: el "monstruo" puede estar impávido, o sea, no soltar ni una risita mientras usted ha largado siete chistes, y no hay problema. Pero si usted escucha por allá arriba un casi inaudible silbido, actívese ya: son 15 segundos (le juro que los he contado) de los que dispone para reaccionar. Usted está guateando y tiene que girar el timón, sacar un as bajo la manga (para eso es humorista) y evitar que a ese silbidito se sumen más y se transforme en lo innombrable: la pifia.
3. Si se da el caso anterior, impida a rajatabla el paso a las muletillas que se le asomarán a borbotones: "¡Oiga!, ¡Oye!, ¡Ud. sabe!, ¡déjeme decirle!". Ya eso es digno de tomatazos y si no los recibe, solo es porque en la Quinta no venden frutas y verduras.
4. No mire las primeras filas. Allí hay jurados extranjeros, rostros preocupados de que su pelo y su maquillaje estén en su lugar cuando la cámara los enfoque. Los primeros no se van a reír porque no entienden nada y si no, en ambos casos lo harán de una manera tan falsa y malamente actuada que hasta uno, que sí se estaba riendo, se pregunta si estaría equivocado.
5. La "crítica social" la lleva. Genial que Juan Pablo López (en la foto) lograra que los animadores lo presentaran, hasta en los bis, con esa explicación. Así, si su rutina resulta medio fome, al menos dirán que su humor es agudo, contingente. Atacar políticos, bancos, empresarios, cuicos, poderosos de cualquier índole no tiene costo y sí mucho rendimiento.
6. Igual no se ponga latero: una cosa es hacer "crítica social" y otra, dárselas de predicador. Ya nos informaron que usted es inteligente, lee las noticias y está con el pueblo, así es que ahórrenos esa fomedad.
7. Sobre el punto 5, decida a quién está dispuesto/a a ofender. No le puedo hacer aquí la lista de los "grupos" que NO se pueden tocar ni con el pétalo de una rosa, pero hay intermedios y esos tiene que saberlos distinguir. Por ejemplo, denostar a un ex Presidente porque tiene casi 80 años, pero una cifra pequeña en las encuestas, no le traerá problemas. Así se irá para la casa con ratings de casi 40 puntos y muchos contratos esperándolo/a.
Ana Josefa Silva