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Cartas
Miércoles 22 de febrero de 2017
Atria y el Transantiago
Señor Director:
El objetivo de Fernando Atria, en tanto candidato, es polarizar el debate político en torno a la oposición neoliberal (enemigo) o antineoliberal (amigo).
Este intento adolece de serios problemas. El primero es lo poco claro del concepto mismo que utiliza como divisor de aguas. En último término, Atria parece identificar el "neoliberalismo" con la promoción irracional de los mecanismos de mercado, a los que atribuye cierta maldad intrínseca, y al "antineoliberalismo" con una promoción igualmente irracional, pero de mecanismos de Estado, a los que atribuye cierta bondad intrínseca. Pero son muy pocas las personas, en todo el espectro político, que se sentirían identificadas con aquellos polos. Otro problema es que la distinción es tan simple que termina siendo insensible a los matices y complejidades de la realidad. Es decir, se vuelve fuertemente ideológica.
Estos problemas se hacen visibles cuando el candidato plantea que el Transantiago, a pesar de ser un sistema centralmente diseñado e impuesto de un día para otro por el Estado cuyo fin principal fue simplificar las concesiones expulsando a miles de pequeños operadores y anulando los incentivos de la competencia por los pasajeros, es "neoliberal", porque incluye operadores privados. Y luego, atribuyendo a ese detalle todos los males del sistema, y dando a entender que habría bastado que los buses fueran fiscales y los choferes funcionarios públicos para que todo hubiera salido bien.
En contra de esta visión, los incendios nos han recordado que los desafíos complejos deben incluir de manera pragmática los aportes tanto del Estado como del mercado y la sociedad civil. Y que los bienes públicos se construyen justamente en las intersecciones entre estas miradas, mediante mecanismos explorativos y colaborativos, y no desde esquemas abstractos unilaterales.
Pablo Ortúzar Madrid
Director de Investigación IES