Señor Director:

Los sistemas de transporte urbano operados por empresas privadas son la excepción, no la regla. Esto es un hecho. También es un hecho que el sistema de micros amarillas no es una opción realista. En los casos excepcionales de operadores privados, esos operadores no tienen en promedio menos de dos buses cada uno, no tienen total libertad de recorridos ni de precios, no pueden descansar en pago al chofer por boleto cortado, no pueden poner sus propias condiciones para integrarse con otros, etcétera. Ese es otro hecho.

Si discutimos sobre sistemas de transporte urbano realmente existentes, es decir, sistemas que son o podrían ser una solución para una ciudad como Santiago, el "sistema" de micros amarillas queda fuera de consideración. Dentro de las opciones realistas que quedan, es difícil un sistema mucho más privatizado que el Transantiago. Nótese: dentro de las opciones realistas que quedan, no en las opciones que podrían ser pensadas en un seminario en algún centro de estudios neoliberales.

La pregunta entonces es: ¿Por qué Chile tiene un sistema tan privatizado como es en los hechos posible? La respuesta es que esa fue la única posibilidad pensable dado el dogmatismo neoliberal que en ese momento era absolutamente hegemónico.

Que haya sido diseñado e implementado por gobiernos "socialistas", como Bernardo Fontaine cree necesario recordarlo, no refuta, sino ratifica lo anterior.

Fernando Atria