¿Qué pasa cuando uno junta a un brasileño, a un peruano y a un chileno? Entre otras posibilidades, uno puede inventar uno de esos chistes de nacionalidades, en que se festina con los estereotipos y prejuicios relacionados con los distintos países.
En este tipo de chistes, cuando se cuentan en Chile, el argentino es un pesado, el peruano un rival, el brasileño es poderoso pero neutral y el chileno generalmente gana, no por su tamaño o su fuerza, sino que por su viveza.
Esta semana no pude dejar de acordarme de los chistes de nacionalidades cuando seguí las alternativas de la "cumbre de fiscales" que se realizó en Brasil, a la que concurrieron persecutores de 11 países latinoamericanos para discutir detalles del caso "Lava Jato", que investiga sobornos y otras formas de corrupción por miles de millones de dólares, con posibles ramificaciones a varios países, incluido Chile.
Me imaginé algunos momentos de esas reuniones y las dinámicas que a veces toman. "Eu tenho o maior corrupto do mundo". "Esperá, che, cho vengo saliendo de una década de asalto a mano armada a las arcas fiscales; en mi país echaban la plata en sacos y los escondían en conventos... No me vengás con que lo tuyo es lo más grande". "Excúsenme, colegas, pero nosotros ya hemos conseguido orden de prisión para un ex Presidente de la nación por recibir una coima de 20 millones de dólares. ¿Nos quieren malograr el premio mayor, como nos tratan de quitar el cebiche y el pisco?".
En ese momento, supongo que tendría que haber intervenido la delegación chilena, que se habría sentido tocada por el último comentario. ¿Qué habrían dicho, para no ser menos entre tanto alarde? Qué susto.
Es que hayan sido así o no las cosas esta semana en Brasilia sí es un hecho que inevitablemente, tarde o temprano, van a tomar una lógica así. Nuestro fiscal nacional, buena persona como es, afable y caballero, ya perdió el control de la investigación de las platas de OAS en Chile. Lo mismo la fiscal de Alta Complejidad Metropolitana Centro Norte. Pese a lo largo y aparatoso de su cargo y de su actitud de estudiante aplicada, no tiene cómo frenar la bola de nieve, la avalancha que se comenzó a macerar en Brasil.
El "Grupo de los 11" que se constituyó esta semana en Brasil no tiene otra opción -por las expectativas generadas- que convertirse en una fuerza multinacional demoledora contra la corrupción regional. Van a arrasar con todos -y todas- y no habrá fuerza capaz de detener su avance. ¿Qué tribunal de garantía en nuestro país se atreverá a contradecir a esta verdadera "Liga de la Justicia del Cono Sur" que acaba de debutar?
Y la mano se viene pesada, insisto. Los justicieros irán por sangre, por sudor y por lágrimas.
No sé, francamente, cómo va a terminar este chiste. Pero dudo que vaya a ganar la "chispeza" del chileno. Aquí se van a imponer los términos, para empezar, del brasileño. Y así va a seguir la secuencia.
La verdad es que no me gustaría estar entre los que son indagados por el caso OAS. Nada bueno se viene para ellos -y ellas.