Daniel Mantovani (Oscar Martínez) es escritor argentino, Premio Nobel de Literatura y un hombre que vive en la Barcelona más europea, y eso está en el diseño de su casa, la ropa que usa y en la diligente secretaria que lleva la agenda.
Mantovani exhibe la arrogancia del éxito y por eso rechaza invitaciones a destajo, porque no depende del dinero, los honores o los viajes.
Es también un autor solitario que arrastra cierto hastío, porque no encuentra ideas nuevas, ni razón para seguir escribiendo.
Entonces acepta la más modesta de las invitaciones, algo que es una extravagancia para alguien como él, un intelectual argentino tipo europeo, con trazas de liberal de izquierda, aliños de anarquismo y un comecuras.
Mantovani regresa a Salas, cuyo alcalde y consejo le ofrecen declararlo ciudadano ilustre. Vuelve al pueblo que abandonó de joven para recorrer el mundo y conquistarlo con el Nobel. Más bien huyó de lo rural y lo primitivo, pero la paradoja es que desde ese pueblo surgió su fauna y flora, en tres palabras: su mundo literario.
Acepta el título honorífico, será jurado en un concurso de pintura y dará un cursillo de literatura, entre otras cosas. Y claro que se encontrará con alguna novia, compañeros de curso, y no falta el vecino lector que no sabe de metáforas, alegorías o símbolos, sino de lo que lee: el horror de Salas.
"El ciudadano ilustre", de Gastón Duprat y Marino Cohn, se afirma en dos datos de la causa, notorios e ineludibles.
El primero es un guión inteligente, trabajado y circular, que conecta a los personajes de manera impensada, y así es como teje al pueblo pequeño y al infierno enorme, que mantiene unos cerrojos ancestrales de autoritarismo, violencia, miedo, abuso e ignorancia. Que han sido, sin duda, los motivos centrales de la obra literaria de Mantovani, porque Salas es su Macondo.
Lo segundo es un reparto formidable, con esa solidez de los actores argentinos en toda la línea y para el tonto del pueblo, el aprendiz de escritor, la esposa oprimida, el intendente anfitrión (Manuel Vicente), el agricultor iracundo (Marcelo D'Andrea) o Antonio (Davy Brieva), su viejo amigo.
Y partiendo por Oscar Martínez que acaba de ganar la Copa Volpi en el Festival de Venecia, por su papel de Daniel Mantovani, como el primer escritor argentino que logró el Nobel de Literatura.
El que nunca lo logró fue Jorge Luis Borges, que está y no está en la película, porque hay motivos que aparecen y se entretejen: el otro, el reflejo y su espejo, lo real de un cuento, la mentira de la ficción y esa antigua pregunta sobre la naturaleza del escritor: ¿gran héroe o perfecto traidor?
Y si no hay una respuesta definitiva, se deben explorar otras opciones y hay una que está a la mano: siempre podrán ser ciudadanos ilustres.
Argentina-España, 2016. Directores: Gastón Duprat y Mariano Cohn. Con: Oscar Martínez, Dady Brieva, Andrea Frigerio. 118 minutos. T.E.+7.