Universidad Católica se demoró, pero al final pudo incorporar a Santiago Silva. Un viejo anhelo de Colo Colo y la U, que en el epílogo de su carrera optó por los cruzados. Proviene de Banfield y lo hace en plena vigencia, a pesar de sus 36 años.
En el fútbol nunca es bueno realizar vaticinios. Sin embargo, en el caso del "Tanque", la sensación es que con su potencia, juego aéreo, capacidad para aguantar de espalda al arco y acompañar a los extremos, estará en la discusión por el título de máximo anotador del campeonato. En la Copa Libertadores, su oficio debiera ser clave ante rivales de la jerarquía de San Lorenzo y Flamengo, sin conocer aún al cuarto integrante de la zona.
El "Tanque" Silva es una sandía calada. Su campaña reciente en el "Taladro" registra 30 partidos entre el torneo local, la Copa Argentina y la Copa Sudamericana, totalizando 11 goles. Una cifra para tener cuenta en el siempre duro fútbol trasandino.
La UC buscaba un sustituto de Nicolás Castillo y captura a un delantero de primera línea en Sudamérica, con pasos por la Bundesliga (Energie Cottbus), Portugal (Beira Mar), Italia (Fiorentina), además de Lanús, Vélez Sarsfield, Boca Juniors, Gimnasia y Esgrima de la Plata, Newell's Old Boys y Arsenal. En su país surgió en River Plate y tuvo un breve paso por Central Español. ¿Su mejor versión? Quizás el primer ciclo en Banfield, Lanús y Vélez, aunque me queda en la retina a Silva batallando en el Newell's de Juvenal Olmos y en el lobo platense.
Su recorrido y presencia en los torneos continentales contrasta con su nula participación en la selección uruguaya. En otro momento, Silva hubiera sido alternativa en la Celeste. Su peak coincidió con el enorme trío formado por Diego Forlán, Edinson Cavani y Luis Suárez, sin olvidar a Sebastián Abreu. No era fácil entrar.
No extraña la contratación del "Tanque". Universidad Católica formó un plantel hace rato y lo tonifica con retoques. En San Carlos no pueden salir a un mercado en extremo complejo, por la excesiva presencia de intermediarios y propietarios de pases de los futbolistas. José María Buljubasich, junto al cuerpo técnico y el apoyo del directorio de Cruzados, hurga en una generosa red de contactos hasta acertar con la pieza adecuada.
Con el refresco que surge desde las inferiores, más los refuerzos del semestre pasado, la escuadra de Mario Salas está en condiciones de pelear por el paso a la fase de octavos de final. ¿El tricampeonato? No es quimera. Dos años de trabajo en un club es mucho para estos tiempos. Los jugadores conocen la idea del entrenador y el viñamarino sabe las potencialidades y defectos de sus dirigidos.
Obligados por las circunstancias económicas, en Universidad Católica optaron por definir objetivos sin preocuparse de los vecinos o adversarios de siempre. La política institucional no se funda en el nombre del momento o en la cantidad de dinero que puede costar un futbolista. Con ojo de artesano, sin olvidar sus particularidades y tradiciones, trazaron un camino del que no se apartan. Una ruta que con algún porrazo doloroso, terminó de quitarles el mote de segundones.