Dice la leyenda que el autor, un crítico y bloguero, coincidió en una fiesta con un poderoso agente literario y le contó que acababa de poner el punto final a una novela de casi mil páginas que le había tomado nueve años de trabajo. Este encuentro fortuito terminó con un adelanto de dos millones de dólares por Ciudad en llamas. Bien puede ser una estrategia de márketing para destacar a un debutante, aunque la suerte de Hallberg no terminó ahí: la crítica literaria más influyente de Estados Unidos, Michiko Kakutani, lo consagró ante los lectores de The New York Times, y la crítica peninsular no le escatima elogios, adjetivando la novela como "portentosa", "fabulosa", etcétera. Lo cierto es que se trata de una apuesta fuerte: como decía Bolaño, "ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren caminos en lo desconocido". Ciudad en llamas es, al menos, torrencial en su despliegue de personajes y en su bien trabajada arquitectura argumental, dividida en seis libros (cada uno con un interludio trabajado con distintas tipografías y recursos gráficos) y 94 capítulos. La gran protagonista es la ciudad de Nueva York entre 1959 y 1977, aunque la acción se centra especialmente en los primeros meses de ese año y culmina con el gran apagón que sufrió la ciudad en el ardiente verano.
Lo más atractivo de la novela no es, sin embargo, su enmarañada estructura, ni el crimen que actúa como pivote del relato, y ni siquiera el retrato -que sí merece el adjetivo de magnífico- de una ciudad en crisis, con barrios degradados y peligrosos al lado de aquellos habitados por los ricos, una ciudad que en ese entonces estaba muy lejos de la gentrificación y recuperación de las zonas en ruinas; lo mejor es, a mucha distancia -y es también lo que sostiene la novela y atrapa en la lectura- la construcción de personajes. Desde los herederos de la poderosa familia Hamilton-Swenney hasta el grupo punk que decide pasar de la música a la lucha contra el capitalismo, desde el profesor gay en una escuela de niñas hasta la californiana descendiente de vietnamitas que rescata de la soledad a su vecino periodista, niños y adultos, mujeres y hombres, Hallberg no falla en su manera de situarlos en la escena y de construir con ellos un relato polifónico que, hacia el final, se precipita hacia el vértigo del caos y la destrucción. No es una novela perfecta, sin duda, pero eso también es parte de su atractivo.
Garth Risk
Hallberg
Ciudad en llamas.
Literatura Random House,
Barcelona, 2016.
984 páginas.