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Editorial
Sábado 21 de enero de 2017
Davos 2017: el desafío del liderazgo
La globalización, el comercio mundial y el nuevo orden geopolítico fueron temas centrales del Foro Económico Mundial, especialmente tras la incertidumbre creada por el Brexit y la elección de Donald Trump en los Estados Unidos, pero el foco principal de preocupación estuvo en cómo restablecer el crecimiento económico mundial y la confianza en el futuro. Y el creciente e inquietante consenso es que nada parece anticipar una aceleración importante de los niveles de crecimiento económico observados en el mundo. La clave para avanzar: mejores liderazgos...
Esta semana se llevó a cabo el encuentro del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el cual se celebra en Davos, Suiza. El encuentro, que se realiza desde 1971, busca generar un espacio para analizar y buscar soluciones a diferentes problemas de carácter mundial. El impacto de la tecnología sobre las economías, el cambio climático y, por cierto, el proteccionismo fueron los temas de atención en esta oportunidad.
El liderazgo responsable y receptivo fue un aspecto central de la discusión frente a la experiencia de los últimos años, con duros golpes a los principios económicos y democráticos en sociedades desarrolladas y en vías de desarrollo, protagonizados por liderazgos cortoplacistas y en muchos sentidos, populistas.
En la búsqueda de las claves para la aparición de liderazgos positivos, los organizadores del evento identificaron que la adaptación a los cambios tecnológicos representa uno de los desafíos más importantes para los líderes del futuro.
Todo indica que no será fácil para las sociedades sobrellevar la "Cuarta Revolución Industrial". Es un hecho que la tecnología está redefiniendo industrias y la forma en que vivimos y trabajamos. La inteligencia artificial, los avances en la robótica, las redes sociales, el internet de las cosas, nanotecnología, biotecnología y computación cuántica son todos elementos que de una u otra forma ya son parte del día a día del ser humano. ¿Cuál será el impacto final sobre la productividad, los mercados laborales y financieros, el crecimiento económico y la distribución del ingreso? El debate se dio en Davos. Aún no existe una respuesta clara a la pregunta, pero nadie duda de que los cambios serán significativos.
La confianza y los líderes
Las más recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional no son auspiciosas respecto del crecimiento económico mundial: las economías avanzadas crecerían un 1,9% en el 2017 y un 2% en el 2018. Las cifras globales no son mucho más optimistas: 3,4% (2017) y 3,6% (2018).
En este contexto, una disminución permanente de los niveles de crecimiento se traduciría en peor calidad de vida. De hecho, un número creciente de estudios concluye que incluso en los Estados Unidos, hijos y nietos podrían tener peores condiciones de vida que sus predecesores. Expertos abordaron en Davos las maneras de afrontar esta realidad, pero no hay fórmulas fáciles y es claro que cada país debe buscar su camino al desarrollo. Para esto, se requieren verdaderos liderazgos que aseguren los logros económicos de largo plazo y no imiten los comportamientos irresponsables de otros.
Proteccionismo y cambio climático
El discurso inaugural de una de las principales figuras de Davos 2017, el Presidente chino, Xi Jinping (primer mandatario del país asiático en asistir al foro), se transformó en uno de los hitos del evento. Con un llamado a defender los beneficios de la globalización y la integración económica, sus palabras han sido consideradas como un nuevo paso para que el gigante asiático opte definitivamente por un modelo económico de libre mercado.
Pero además el mensaje sugirió la disposición de China a reposicionarse en el ordenamiento económico mundial. En particular, al plantear que el "proteccionismo equivale a encerrarse en un cuarto oscuro" y que "nadie ganará de una guerra comercial" -ambas frases en respuesta a los dichos proteccionistas del Presidente de los Estados Unidos-, Xi dejó clara la intención de su país de aprovechar el espacio que se anticipa deje Estados Unidos bajo Trump. Nadie anticipaba que el liderazgo chino tomase las banderas del libre comercio, mientras que el estadounidense abrazara el proteccionismo.
En esta oportunidad, el cambio climático tampoco estuvo ausente, a pesar de que en años anteriores había tenido una mayor preponderancia. Con cerca de 15 sesiones de la asamblea anual dedicadas a dicho tema y nueve más dedicadas a energías limpias, la preocupación de los líderes mundiales por seguir profundizando las medidas para detener el calentamiento global quedó en evidencia. ¿Será posible levantar los liderazgos capaces de realizar los cambios necesarios? Se cree que sí, pero no es claro que estos emerjan a la velocidad que se requiere. El 2016 fue el año de más altas temperaturas promedio de que se tenga registro. Las acciones para evitar los inmensos efectos económicos y sociales del fenómeno no podrán esperar.