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Cartas
Sábado 21 de enero de 2017
La ilusión poscapitalista
Existen dos ideas fuerza en las corrientes político-intelectuales y simplemente políticas contemporáneas: una es una tendencia a una expansión cuantitativa y cualitativa de la participación política: tendencia al desarrollo democrático pleno. La segunda es una expansión de la ciudadanía social: reconocimiento, garantía y goce efectivo de derechos económicos, sociales y culturales, lo que implica procesos de progresiva igualdad en esos tres ámbitos.
Desde las fuerzas políticas herederas de identidades de izquierda en razón de historias nacionales vigesimonónicas, estas tendencias y las estrategias políticas para impulsarlas se conceptualizan en términos del objetivo de superación del neoliberalismo.
Desde una perspectiva académica, neoliberalismo es una modalidad de capitalismo, iniciada por Thatcher y por Reagan, caracterizada por desregulación de los mercados y expansión de estos a ámbitos como la educación, la seguridad social, la salud, producción y provisión de servicios básicos (agua, electricidad, combustibles domésticos).
En la retórica o discurso del progresismo y las izquierdas, neoliberalismo se emplea como sinónimo del modelo: las reglas del juego y la operación de la economía política en los países que no integran el ALBA; y como etiqueta ofensiva: el equivalente a gorila en la semántica peronista.
En el discurso del progresismo y las izquierdas, neoliberalismo connota implícitamente capitalismo (o economía de mercado). Este significado implícito no se hace explícito por conveniencia táctica: superar el neoliberalismo implicaría superar el capitalismo, y la radicalidad de esta proposición en términos del objetivo que supone hay que rechazarla por razones tácticas.
La tesis que sostengo es que lo que hay que superar es precisamente ese significado implícito, puesto que él implica que el capitalismo es superable, aun cuando no sea tácticamente inteligente sostenerlo explícitamente, y contrariamente convenga disimular esa convicción mediante esa noción de superar el neoliberalismo.
Mi segunda tesis es que la evidencia histórica avala las siguientes afirmaciones: Primero, la evidencia histórica prueba que en plazos medianos (hasta setenta años) la economía y la economía política de las economías de comando que son la alternativa al capitalismo no son económica y socialmente viables. Segundo, la evidencia histórica prueba que los órdenes políticos requeridos para sustentar las economías de comando necesariamente asumen contenidos antidemocráticos: en el mejor de los casos, autoritarios.
Por consiguiente, la idea de una superación del capitalismo es meramente una ilusión: la ilusión del poscapitalismo.
Como tercera tesis, en contextos democráticos y capitalistas es posible un progreso hacia igualdades, y la asociación sistémica de democracia, capitalismo y ciudadanía social es posible y políticamente viable.
Finalmente, sostengo que tanto la comprensión y análisis de la realidad por las izquierdas como la definición de estrategias, políticas públicas y formas de hacer política que produzcan avances significativos hacia la ciudadanía social, se ven entorpecidas por la permanencia de la ilusión poscapitalista.
Como conclusión, es necesario echar por la borda la ilusión poscapitalista.
Ángel Flisfisch