Señor Director:

La cárcel es para privar de libertad e iniciar procesos de socialización que se hagan cargo de los factores personales y sociales que llevaron a la persona a delinquir. El problema de la propuesta del señor diputado Fuenzalida, que los presos trabajen, es que no se hace cargo de esos factores. Tampoco se hacen cargo del problema las políticas que buscan más cárcel y castigo.

Para aportar al debate, el Observatorio de Violencia Carcelaria de la Iglesia con la UDP concluye, preliminarmente en sus estudios, que la violencia padecida es el denominador común en la vida de los encarcelados. Ella no obedece únicamente a conflictos personales y aislados, sino por sobre todo a una historia social violenta que el individuo lleva consigo. Pese a la diversidad de los presos, todos sus relatos de vida involucran trayectorias marcadas por una infancia violenta, solitaria, en pobreza, con ingresos a casas de menores de Sename y una adultez de reiteradas y largas condenas.

Es bueno proponer que los presos trabajen, pero aportaría más un debate político y académico que se haga cargo del problema de fondo, es decir de esas vidas violentadas y precarizadas desde la cuna. Este es el denominador común de la mayoría de las personas encarceladas en Chile.

P. Luis Roblero SJ
Capellán de cárceles