Michèle Leblanc (Isabelle Huppert), una empresaria rica, elegante y que anda por los 60 años, es un personaje que bien podría haber nacido en un videojuego y desde ese lugar saltó a la realidad, se adaptó y ajustó al oxígeno, gravedad y atmósfera.
Hay algo inhumano, tormentoso e irrompible en una mujer que tiene claro su principal objetivo, su piedra filosofal y el sentido de su vida: ella.
En esta película de Paul Verhoeven, un director holandés de 77 años, todo empieza y acaba con el título, y con una protagonista que se mueve como deidad poderosa y primordial, capaz de sufrir una violación y superarla con la tibieza y espuma de un baño de tina.
La película se inicia con la violenta escena fuera de campo y se escuchan gritos, objetos que se rompen y por fin se descubre el origen: un hombre enmascarado la golpea, cubre y ataca. La secuencia termina con el gato de la casa que mira impávido, no puede hacer nada y su dueña, finalmente, entiende al animal.
Es una mujer que no se queja, muerde las emociones, se traga los miedos y sigue adelante de inmediato. Ella creó una empresa que construye, diseña e imagina videojuegos. Esa realidad virtual se alimenta digitalmente con destrucción, muerte, combates y dolor. Es un mundo de mentira y una diversión, un show y un espectáculo.
Al final del camino hay un género para "Ella": comedia negra.
"Robocop" (1987), uno de los grandes éxitos de Paul Verhoeven en Hollywood, fue una película de otro género, de aventura y ciencia ficción, con un protagonista que era un cyborg, es decir, un ser compuesto por elementos humanos y tecnológicos.
Michèle Leblanc es una construcción aún más compleja, porque los componentes extras e inhumanos son de otra categoría, desde luego franceses. Acá no hay fuerza descomunal, visión a distancia o armas sofisticadas, porque Hollywood quedó atrás en la carrera de Verhoeven y ahora existen otros ingredientes: sentimientos en hibernación, cinismo inevitable, ausencia de remordimiento y una insensibilidad formidable, porque es genuina y a toda prueba.
No se trata de una armadura, sino de una estructura que se pegó a su carácter e impregnó su personalidad. Es algo que puede estar en su ADN y quizás en una tragedia familiar que sufrió de niña, y desde esa zona surgen sus talentos para descubrir en los videojuegos y en la realidad a los monstruos y a las víctimas.
Este personaje puede hacer y deshacer con las personas que la rodean.
Con el hijo tonto de capirote, donde siempre será una incógnita su concepción.
Con el ex marido, un escritor que no es exactamente un fracasado, pero para allá va.
Hasta puede engañar a sus amigas con sus esposos, humillar a los empleados y es un azote para los que creen o no creen. Todo están incluidos, también un violador encapuchado.
Una gran película, donde solo ella no es de este mundo.
"Elle". Francia-Alemania-Bélgica, 2016.
Director: Paul Verhoeven. Con: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Jonas Bloquet.
130 minutos. Mayores de 14 años.