El año 2012, el director Christopher McQuarrie sorprendió con una película que no prometía nada, pero que cumplía más que ninguna. Se llamaba "Jack Reacher" y tenía a Tom Cruise haciendo de un antihéroe de novela "pulp" con tanta destreza en los puños como en el cerebro, que iba por la vida resolviendo injusticias y misterios. Con relato elegante, acción y humor, y un villano interpretado por el mismísimo Werner Herzog, "Jack Reacher" pasó de ser un título menor a una franquicia en potencia. Lamentablemente, esta segunda parte no hace nada por honrar tan auspicioso comienzo. Esta vez, Jack Reacher decide ayudar a una colega militar acusada de traición. Con una trama atropellada y con incidentes que se suceden sin mucho ritmo ni sentido, vamos conociendo detalles de su vida que normalmente aparecerían mucho más tarde en otra franquicia, como la existencia de la hija adolescente perdida, además de resolver un misterio que ni siquiera es interesante. Así, la secuela queda en el terreno de lo olvidable, sin una sola secuencia de acción memorable y con un nivel más digno de un capítulo de serie que de un largometraje de US $70 millones. Bueno, siempre nos quedarán las Misiones Imposibles.
"Jack Reacher: Never go back". EE.UU., 2016. 118 min. T.E.