A medida que se acercan las fiestas de fin de año, aumenta significativamente el comercio ambulante en las calles de Santiago, una actividad que es combatida por ser una reconocida facilitadora de la delincuencia y por competir deslealmente con los negocios establecidos. La otra cara de la moneda es que las ventas en la vía pública son una fuente de ingresos para miles de personas de escasos recursos que no consiguen un empleo remunerado formal. Es sabido que las cifras de desempleo del INE serían más abultadas si incluyeran a este sector que trabaja "por cuenta propia".

Planes de diversas municipalidades están orientados a dar mayor seguridad -lo que incluye controlar y regular a los vendedores callejeros-, que, sin embargo, no han tenido el éxito esperado. Tal es el caso del Plan Convive Santiago, lanzado en junio pasado en conjunto por la alcaldía capitalina, la Subsecretaría de Prevención del Delito y Carabineros, con el que se tenía la expectativa de mejorar la situación de la comuna. El alcalde electo, Felipe Alessandri, ha anunciado que revisará el programa y que en el caso de los vendedores, dará un número limitado de permisos, "porque en el centro no caben todos".

En comunas como Estación Central y Providencia la situación no es mejor. En la primera, donde florecen sectores comerciales como el barrio Meiggs, están preparados para recibir una alta afluencia de público durante el período navideño y combatir el comercio informal reforzando el contingente de carabineros y cobrando multas también a los compradores. Esta puede ser una medida disuasiva, que, sin embargo, solo será eficaz si se cuenta con inspectores y fiscalizadores suficientes.

En Providencia, la alcaldesa electa, Evelyn Matthei, tiene como prioridad el tema de seguridad, un aspecto que se ha deteriorado en los últimos años, pero también la proliferación del comercio ambulante ha degradado la principal arteria de la comuna. Matthei ha dicho que reforzará la dotación de agentes de Seguridad Ciudadana y su coordinación con Carabineros. Ese será un gran desafío, por cuanto exige enfocar la atención de esos efectivos municipales y los recursos puestos a su disposición en el combate contra la delincuencia y el comercio ilegal, en desmedro de otras tareas, como las infracciones por mal estacionamiento. Matthei tendrá que redefinir tareas, revisar atribuciones y reforzar la comunicación de estos cuerpos municipales con Carabineros si quiere cambiar el rostro a la comuna (que tiene una población flotante de un millón de personas), que se ha convertido en los últimos años en un nuevo "centro" de la ciudad.

Erradicar totalmente el comercio ambulante parece un objetivo poco realista, pero mejorar la seguridad en torno a él sí parece posible. Con buena vigilancia policial, bastaría tener un mayor control y regulación de quienes ejercen esos negocios, tomando en cuenta las necesidades de las personas y respetando los espacios públicos para asegurar la libre y expedita circulación.