Desde su debut en 2011, "TUM" es el tercer estreno del Teatro de Ocasión, uno de los tres colectivos capitalinos dedicados al llamado "teatro para la primera infancia". Área que entró aquí con fuerza hace un lustro y a algunos aún asombra, pero que en los países avanzados lleva al menos dos décadas de cultivo. Y en nuestro medio ya tuvo su primer festival en el GAM en 2013, con participantes locales y foráneos. Justamente esta obra se elaboró en una residencia del grupo en ese centro cultural.
Ahora conducido por una directora externa, la talentosa Tita Iacobelli (quien antes hizo equipo con Jaime Lorca), "TUM" es otra vivaz y delicada explosión de magia escénica. Con sencillos y creativos juegos visuales y físicos, animación de objetos y canciones y ruídica hechas en vivo, busca -y lo consigue- cautivar a los pequeños. Llena de encanto y amable simpatía, la fiesta de formas cambiantes que genera con diversas texturas y colores es teatro en su expresión más simple e ingenua, mientras funciona, al mismo tiempo, como un taller de estimulación sensorial. Al seducir a su público, fomenta su enriquecimiento cognitivo, emocional y social, y de paso sienta los fundamentos de la futura generación de espectadores teatrales.
Por primera vez en esta modalidad, contiene una historia más definida: tres hermanos, en el patio de su casa donde han jugado y crecido, se aventuran a viajar a las profundidades de la tierra. Plantea, además, un tema más bien abstracto: el ciclo de la vida, lo que exige que muestre la vivencia de la muerte.
Eso nos obliga a advertir que, a diferencia de las propuestas previas en esta línea, esto no es "teatro para guaguas"; se destina más bien a párvulos en etapas más avanzadas de la primera infancia, que se extiende según Unicef hasta los 7 u 8 años. No solo por mostrar la muerte, cosa que hace de modo natural y sensible, sino porque el cuento tiene narración oral y diálogos, que exigen rudimentos de lenguaje para ser comprendidos, y recursos que requieren un cierto desarrollo de la imaginación (por ejemplo, la aparición de un sapo, cuya figura debe armarse asociando elementos disímiles). Lo decimos porque, contrario a las experiencias anteriores, vimos a varios lactantes desinteresados al no poder captar los signos expuestos.
En ese sentido, el GAM comete un error al recomendarla 'desde 0 años'. Sería mejor sugerir a partir, digamos, de los 3 años. Por lo mismo puede que media hora de duración -el lapso posible para captar la atención de un bebé- sea demasiado poco para un infante más crecido. Agreguemos que el paso de la muerte a la germinación no nos pareció bien ligado, y que como los tres ejecutantes son músicos, ese factor del espectáculo es su mayor fortaleza.
GAM. Alameda 227, Santiago. Entradas: $5.000 (general), $ 4.000 (tercera edad), $ 3.000 (estudiantes y niños mayores de 3 años). Teléfono: 25665500.