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Editorial
Viernes 28 de octubre de 2016
Roma ingobernable
Pese al inmenso apoyo con que fue elegida -con un discurso anti "política profesional" y de lucha contra la corrupción-, la gestión de la alcaldesa romana no ha podido despegar...
La experiencia de la alcaldesa romana, Virginia Raggi, en cuatro meses de gestión no ha sido para envidiar ni imitar, a pesar de las buenas intenciones con las que asumió el cargo. No ha bastado el amplísimo apoyo de más del 67 por ciento de los votos que obtuvo en las municipales, para que su gestión haya podido despegar. La suya fue una victoria emblemática del Movimiento Cinco Estrellas, un partido que lucha contra la corrupción, se proclama "antisistema", euroescéptico, y adversario de la globalización y de la "política profesional", tratando de posicionarse como una alternativa viable al Premier Matteo Renzi.
Para nadie es un secreto que Roma es una ciudad caótica y muy difícil de gobernar. Los antecesores de Raggi o cayeron en el descrédito por casos de corrupción o debieron salir por ineficientes, pero eso no es excusa para que la joven alcaldesa tenga la administración de la ciudad inmovilizada, y las calles romanas convertidas en un basural.
"Con nosotros comienza una nueva era", proclamó al inicio, para asegurar que devolvería "la legalidad y la transparencia de las instituciones". Nada de eso ha podido materializar en estos meses, ni siquiera ha logrado formar un equipo estable de colaboradores, tras las renuncias de cinco de sus más cercanos, envueltos en casos que los marginaban por conflictos de interés. Es más, en uno de los casos más polémicos, Raggi negó haber sabido de una investigación judicial en contra de la secretaria de medio ambiente por cuestionados vínculos con empresas de residuos, y luego reconoció haber estado al tanto de ello; sin embargo, no le ha pedido la renuncia. Más tarde, nombró un nuevo jefe de finanzas que apenas duró en el cargo porque también estaba bajo investigación judicial. Su inexperiencia política, un atributo bien considerado al comienzo, le está pasando la cuenta precisamente por su incapacidad administrativa, y en los casos mencionados, porque no ha cumplido con la promesa de transparencia.
Si la prueba de gobernabilidad del M5S (por su sigla en italiano) era la gestión en la alcaldía de Roma, Raggi no ha podido pasar las primeras vallas, aun cuando la ciudadanía parece dispuesta a darle algo más de tiempo para que demuestre su capacidad. Se anotó un punto a su favor al anunciar que no persistiría en la candidatura de Roma para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2024, una muestra de sensatez, en momentos en que la ciudad no está en condiciones de endeudarse más para enfrentar un gasto millonario, con el riesgo de no recuperar las inversiones. En todo caso, debe empezar rápido a buscar soluciones para los problemas endémicos de la ciudad.
La mala gestión visible hasta ahora de la alcaldesa perjudica directamente al líder de su partido, quien para contener las críticas y evitar la sangría de popularidad corrió a darle un respaldo político. Beppe Grillo, el actor cómico que fundó el M5S, que llegó a superar por corto lapso al partido de Renzi en las encuestas, aspira a ocupar la primera línea del liderazgo nacional. Pero la ineptitud mostrada por Raggi y su equipo, que reflejan una falta de cuadros operativos de calidad, puede terminar abruptamente con su ambicioso proyecto. "Si no son capaces de organizar un equipo para gobernar Roma, cómo podrían regir un país con una deuda de 2,5 billones de euros", dicen los críticos más severos.