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Cartas
Miércoles 26 de octubre de 2016
Jorge Batlle
Señor Director:
Tuve la fortuna de conocer muy de cerca a Jorge Batlle, el ex Presidente del Uruguay que acaba de fallecer. Era un hombre que impresionaba por su amplísima cultura de origen europeo y su capacidad para estar consciente de que pertenecía a un país pequeño, pero que debía ser digno y fiel a sus tradiciones democráticas. Además, era un gran admirador de Chile.
Quizás la anécdota que mejor lo retrata fue su actuación durante la crisis de Argentina en la época en que él era Jefe del Estado.
La economía charrúa es muy dependiente de la argentina, y en ese momento en Buenos Aires se había producido una crisis sin precedentes. Se había establecido el "corralito", el gobierno había declarado el default y la agitación social era incontenible. Toda esa realidad golpeó muy fuerte en Montevideo, al extremo de que se pensaba que Uruguay no tendría una salida a sus dificultades económicas y que a aquellas se sumaría una fuerte protesta popular.
En ese estado de cosas, los organismos internacionales de crédito de Washington decidieron recomendar al Presidente Batlle que su país debía caer directamente en default y enfrentar así con realismo la crisis que estaba viviendo. Es más, un alto ejecutivo de una de esas instituciones lo telefoneó para insistirle que adoptara dicha medida a la brevedad. La respuesta de Batlle a su interlocutor fue breve, fuerte y clara: "Mire, señor, Uruguay, mientras yo esté en esta silla no caerá en default. Este es un país pequeño, pero digno", y cortó. Luego, usando el mismo aparato comenzó a llamar a autoridades políticas y financieras de Estados Unidos, a quienes conocía bien, planteándoles un proyecto que necesitaba varios cientos de millones de dólares y dándoles la seguridad de que todo lo prestado sería cancelado oportunamente. Aquellas le creyeron y fue así como Uruguay salió del atolladero en que se encontraba sin pasar por la vergüenza que tuvo que pasar ante el mundo su país vecino.
Uruguay, lamentablemente, ha perdido a uno de sus mejores hombres, y Chile, a un amigo sin igual.
Demetrio Infante Figueroa