El partido no ha terminado, pero el Gobierno ha decidido tirar la toalla. Pareciera que ante el desprestigio de la política, la baja aprobación y la seguidilla de errores no forzados, desde La Moneda se resignaron a que no había mucho más que hacer.
Hace unos años, la ciudadanía se levantó para exigir reformas estructurales y Michelle Bachelet dijo que volvía para convocar a una nueva mayoría social y política que las haría realidad. Y por primera vez desde el retorno a la democracia, las mayorías del Gobierno eran tales que no necesitaban de los votos de la derecha.
Pero algo pasó en el camino.
Coherente con la política de los gobiernos de la transición, el Gobierno en vez de convocar a la sociedad que se había movilizado por los cambios decidió poner el freno. Hoy nadie entiende nada, y en los pasillos del Congreso el murmullo (que cada vez se escucha más fuerte) es que el Gobierno está abandonando el barco. Un comité político intrascendente con el ministro de Interior más irrelevante en la historia reciente, un vocero que pareciera estar más preocupado de una futura campaña que de sacar la voz y un Eyzaguirre que no habla con nadie (que es justamente su pega) coronan un cuadro triste que no motiva ni a los más entusiastas oficialistas.
El "cambio de gabinete" de ayer es quizás el último episodio de una obra que bien pudo haber sido diferente, en donde la lectura prácticamente unánime es que el ex Presidente Lagos hizo sentir su influencia aún a costa de su propia coalición.
La lección para nosotros es clara. No se puede pretender que los que profundizaron el neoliberalismo lo transformen, más allá de sus discursos que nunca lograron traducirse en hechos. Hemos aprendido también que las luchas sociales requieren una expresión política y que a su vez una expresión política solo puede ser transformadora en la medida en que dicha transformación es empujada por una ciudadanía activa, organizada y desplegada en la lucha social. Así nos imaginamos una nueva democracia, donde las mayorías son protagonistas.
Por eso, hemos optado por construir una nueva alternativa política por fuera de la Nueva Mayoría y la derecha, que reivindique la política con autonomía del empresariado como una actividad honesta y transformadora. En eso estamos, para allá vamos.
Gabriel Boric