Uno de los premiados con el Nobel de Física la semana pasada, el jovial británico F. Malcolm Haldane, le dijo al New York Times: "Si no puedes imaginar algo maravilloso, nunca lo vas a encontrar".
La semana pasada recorrí las Fiestas de la Ciencia, en Antofagasta y Santiago, conversé con jóvenes entendiendo experimentos, o modelando en plasticina la realidad del cerebro, o pensando cómo aprovechar los relaves, o persiguiendo moléculas interespaciales en realidad virtual... imaginando.
Estímulos.
Algunas muestras eran simplonas, como un pobre insectario. Pero en general, el asombro brota con calidad.
Se contagia la compleja comprensión del mundo, los jóvenes se inmiscuyen en intimidades de la materia, imaginan aplicar ingeniería genética a la infección intrahospitalaria, escuchan apasionados la prehistoria de Atacama, admiran el potencial de las algas marinas.
Los científicos estaban ahí.
David Rubilar hablando sobre el chilesaurio, el aisenino que abre una rama nueva de la genealogía prehistórica (celebró a Diego Suárez, en ese entonces de 7 años, que tuvo el ojo para descubrir el fósil).
A Agustín Llagostera, antropólogo de la U. de Antofagasta, cuando terminaba su relato de la prehistoria nortina, lo saludó en kunza una inteligente atacameña de Toconao, que contó cómo -especialmente los jóvenes- recuperan las tradiciones cuyo espíritu había descrito el profesor.
En Santiago, Catalina Astorga, de Ingeniería de la U. de Chile, contó cómo la Escuela de Verano la hizo cambiar de rumbo. Gonzalo Álvarez, hidráulico de la U. Católica, aterraba con la modelación de un Iquique inundado luego del maremoto tras un sismo de magnitud 9, un trabajo del Centro Cigiden de manejo de desastres.
Maquetas del CEGA, Centro en Geotermia, mostraban cómo perforar la tierra y aprovechar para calefacción las temperaturas profundas que, en Santiago, van desde los 14 a los 19 ºC. El Consejo de Pueblos Atacameños, de San Pedro, proponía (imaginaban) aplicaciones de la quínoa.
Gloria Baltazar, del Consejo Nacional de TV, mostraba el repertorio de videos científicos a disposición en www.cntv.cl.
El libro "Viaje al Chile prehistórico" catapulta inmensos animales al espacio desde sus páginas. Hologramas.
Cristina Dorador, del Centro de Biotecnología y Bioingeniería, se explayó sobre la ecología microbiana y sus 1.000.000.000.000 de especies (los organismos más abundantes y más diversos de la naturaleza). La mayoría, invisibles e inalcanzables. O específicos, como los que habitan nuestro ombligo, dijo.
Hoy las tecnologías abren mundos. También la literatura y el cine de ciencia ficción sobrepasan la mera intuición.
La semana pasada, tres recibieron el Nobel de Química porque imaginaron máquinas ínfimas, moleculares, que podrán actuar dentro de los organismos y... quizás dónde más.
La Semana de la Ciencia, que organizó Explora de Conycit, fue un placer, encuentros para que el país nade en lo nuevo, para llegar hasta las profundidades e imaginar.