Los niños necesitan confiar en que tienen un futuro interesante, que les esperan cosas positivas y estar convencidos de que podrán enfrentar los desafíos y las dificultades que se les presentarán con eficiencia.
Sembrar dudas o hacer profecías negativas acerca del futuro puede ser altamente riesgoso, ya que ellas quedan archivadas en la memoria emocional. Las dudas acerca de las competencias para afrontar el porvenir pueden afectar las trayectorias personales, no por falta de habilidades, sino porque generan inseguridad acerca de las propias potencialidades, jugando un papel inhibidor para realizar iniciativas que supongan algún nivel de riesgo. Al interiorizar imágenes de futuro poco auspiciosas comienzan a circular emociones negativas, miedos, preocupaciones y ansiedades que frenan el desarrollo y marcan las expectativas personales con pesimismo.
Es comprensible que cuando a un niño o a una niña no le está yendo bien en lo académico, para sus padres sea fácil traspasarle sus temores y caer en la tentación de pronosticarle un futuro poco auspicioso y cargado de problemas; evidentemente con la mejor intención, ya que detrás de esta actitud habitualmente existe la creencia de que estas historias y predicciones podrían constituir un estímulo para que el hijo o la hija se esfuerce más. Lamentablemente, la mala noticia es que el resultado es casi siempre contraproducente.
Un niño al que se le entregan expectativas negativas de su futuro desempeño pierde energía y termina identificándose con el futuro temido o con los personajes que se proponen como antimodelo. La visibilidad negativa tiene un alto impacto negativo en la confianza del niño en sus competencias, en la percepción de sí mismo como alguien con capacidad para superar sus dificultades.
Los vínculos con los adultos que entregan estas imágenes negativas, sean ellos padres o profesores, se ven dañados. Quienes más le quieren tendrían que buscar formas de entregar una visión positiva del niño y ser especialmente cuidadosos de entregar esperanzas en que las dificultades pueden ser superadas, y que hay un mundo de oportunidades que lo esperan y que él o ella será capaz de verlas y aprovecharlas para construir un proyecto personal donde se cristalicen sus sueños y sus fortalezas. Sembrar confianza en el futuro es un desafío, especialmente cuando las cosas no andan bien.