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Editorial
Martes 27 de septiembre de 2016
Gigantes tecnológicos
En países con mercados financieros desarrollados, este tipo de empresas puede acceder al financiamiento que necesitan para este crecimiento, pues existen inversionistas dispuestos a invertir en las distintas etapas de su desarrollo...
Por primera vez, las cinco más grandes empresas del mundo por capitalización bursátil pertenecen al rubro tecnológico, dejando al perenne gigante petrolero ExxonMobil en el séptimo lugar.
De las cinco empresas, tres de ellas (Google, Amazon y Facebook) fueron creadas hace menos de 25 años; las otras dos (Microsoft y Apple) corresponden a la generación tecnológica anterior. ¿Qué puede explicar el enorme valor de estas empresas frente a las gigantescas organizaciones levantadas en torno al petróleo, las maquinarias, las telecomunicaciones, las áreas químicas y farmacológicas y de otros sectores tradicionales.
En el caso de las empresas basadas en recursos naturales, y en particular las petroleras, la caída en el precio de esos commodities explica el descenso de su valor bursátil. Asimismo, el temor a impuestos ambientales, como los que se proponen para las emisiones de carbono, debería reducir el crecimiento futuro de la demanda por hidrocarburos, afectando su potencial de crecimiento. Internamente estas empresas están realizando valoraciones de sus reservas de hidrocarburos considerando impuestos de más de US$ 40 por tonelada de emisiones de carbono, y esto se refleja en sus utilidades esperadas y por lo tanto en el precio de sus acciones.
Por el contrario, en el caso de las nuevas empresas tecnológicas, estas se ven favorecidas por la caída en las tasas de interés con un doble efecto: primero, porque empresas cuyas ganancias se cree aumentarán en el futuro se hacen más valiosas cuando las tasas son más bajas, y segundo porque con bajas tasas de interés, los accionistas castigan menos el riesgo -el cual es elevado en este tipo de empresas- en los retornos futuros. Al respecto hay que recordar que exitosas compañías tecnológicas de hace pocos años han desaparecido o están cerca de esto: Blackberry, Nokia, Yahoo, Palm y otras.
Otro aspecto distintivo de estas empresas es que pueden crecer rápidamente: Facebook, la quinta mayor, solo tiene doce años de existencia. Efectos de red, en que los usuarios aumentan a medida que la empresa tiene más clientes, hacen que sea un sector en que las empresas puedan crecer a tasas difíciles de imaginar en el pasado. En países con mercados financieros desarrollados, este tipo de empresas puede acceder al financiamiento que necesitan para este crecimiento, pues existen inversionistas dispuestos a invertir en las distintas etapas de su desarrollo. Además, el fundador de la empresa puede desprenderse de gran parte de las acciones y retener el control debido a la confianza de los inversionistas, otro factor que facilita el financiamiento. En el caso de Google y Facebook, los fundadores han establecido series de acciones con votos diferenciados para retener el control.
En nuestro país es difícil desarrollar este tipo de empresas o aportar a ellas desde nichos específicos, ya que no disponemos del ecosistema de financiamiento, ni existe la confianza necesaria para invertir en estos proyectos y, además, no abunda el recurso humano con alta preparación que genera los climas en que se estimulan esos emprendimientos creativos. Cabe reflexionar sobre si nuestras políticas públicas, incluidas las reformas educacionales y laborales, avanzan en la dirección de mejorar nuestra participación en la economía del futuro o tienden a anclarnos a una visión de las empresas y del mundo del trabajo propia del siglo pasado.