Señor Director:
La mayoría de las respuestas a
Fischer-Covarrubias intentan llevar la discusión al plano emocional, por lo que me acordé de una frase del científico evolucionario Richard Dawkins: "Quien no sea capaz de distinguir entre una mórula de algunos cientos de células y un feto de nueve meses, simplemente no merece participar de esta discusión".
Cuando se argumenta en contra de la libertad de la mujer de hacerse un aborto temprano, que constituye un mayoritario consenso moral y político en el mundo, se hace con la trampa emocional de mostrar la imagen del aborto de un feto pronto a nacer.
La discusión se trata del aborto temprano, bajo tres causales y dejando en el criterio de la mujer la decisión de hacerlo o no hacerlo. Para oponerse hay que levantar argumentos límites de la vida potencial que llevan a dar el mismo valor a un espermio que a un feto de nueve meses y requiere tener una muy mala opinión del criterio e integridad de la mujer para hacer uso de esta libertad. También para oponerse hay que ir contra la opinión médica predominante a nivel mundial y contra la decisión de la mayoría de la gente que se enfrenta a esta situación.
Por esto, y con razón, se pide a la derecha chilena una posición más consecuente con las visiones proelección, aunque me cuadra más que la posición contraria al aborto temprano tiene un origen religioso más que de derecha o izquierda, y contra la fe es poco lo que la razón puede hacer.
Mario Conca