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Domingo 25 de septiembre de 2016
Éxodo de cubanos a Estados Unidos
23 de septiembre de 1966
Botes a remo, balsas hechas con neumáticos, embarcaciones rudimentarias. "Cualquier cosa que flote les sirve a los cubanos de todas las edades, incluidos niños y ancianos, para escapar de su patria en una fuga que no tiene precedentes en la historia de América", informaba "El Mercurio" el 23 de septiembre de 1966.
Tal era el impacto que causaba el riesgoso cruce de los 144 kilómetros que separan a Cuba de Estados Unidos, que las odiseas vividas por quienes tomaban la decisión de aventurarse por el estrecho de Florida llenaban innumerables páginas en la prensa de la época. Se decía que "a siete años de que Fidel Castro asumiera el poder en la isla del Caribe, alrededor de 300 mil personas habían llegado en precarias condiciones al continente norteamericano en búsqueda de la libertad".
Casos como el de 13 jóvenes que lograron el cometido a bordo de un remolque calafateado con asfalto, sostenido por seis llantas de caucho provenientes de un camión y que se perforaron durante la travesía, llamaban a la reflexión. Ocurría lo mismo con la experiencia de unos fugitivos que, arriba de una embarcación hecha con dos camas, sufrieron un fuerte temporal y no se rindieron, llegando a Key West con sus manos destrozadas y en estado deplorable.
Sin embargo, las noticias también eran desalentadoras:"No se sabe con exactitud el número de ahogados o de los muertos a tiros por las ametralladoras de las lanchas y los aviones de patrullaje del gobierno de La Habana. Fuentes en el exilio suponen que suman miles. Las vidas de aquellos que huyen del régimen comunista corren un serio peligro".
A muchos cubanos en altamar los interceptaba el Servicio de Guardacostas norteamericano durante sus patrullajes, o bien, buques mercantes. Luego, los rescatados eran trasladados a diversos hogares de acogida y admitidos en territorio norteamericano con visa temporal de "refugiado", que no les permitía aspirar a la ciudadanía estadounidense. En noviembre de 1966, el Presidente Johnson firmó la Ley de Ajuste Cubano, bajo la cual el fiscal general, a discreción y de acuerdo a las regulaciones establecidas, facilita a los inmigrantes cubanos que tocan territorio firme en Estados Unidos, adquirir la designación de "parole", la que, al cabo de un año, les permite obtener la residencia permanente y, cinco años después, la ciudadanía definitiva.