El siquiatra Peter Bower (Adrien Brody) es un hombre triste y abatido, y razón no le falta, su única hija murió en un accidente y se siente culpable, porque tuvo un descuido, la niña siguió con la bicicleta y un camión hizo el resto.
Abandonó Sidney, su mujer malvive devastada, vuelve a la universidad y a su maestro Duncan (Sam Neill), para intentar llevar una vida normal, y lo primero es su trabajo de la terapia y los pacientes.
Es evidente que Bower necesita más ayuda que los pacientes que por alguna razón que no entiende padecen amnesia y olvidos; otros quieren dormir y olvidarse de todo, los atormenta el paso del tiempo.
Y lo más inquietante es una adolescente silenciosa que una noche golpea la puerta de su consulta, se cubre con una capucha, lleva una muñeca entre sus manos, entra y después no se sabe cómo se fue, pero deja escrito lo que parece un número: 12787.
En la segunda ocasión que la ve, la cosa es aún más misteriosa: no sabe cómo entró y tampoco cómo se fue.
El director Michael Petroni, también guionista de "El rito" (2011) o "Ladrona de libros" (2014) y ocasionalmente actor, conoce el oficio o al menos puede crear un clima de angustia y suspenso, con reflejos inesperados, calles lluviosas, puertas entreabiertas y unas apariciones que podrían ser el fruto de una imaginación afiebrada.
Bower, de sobra está decirlo, también padece pesadillas y sus tormentos son del presente, pero también de un pasado remoto y muy preciso: un accidente ferroviario de hace 20 años con 47 muertos.
Para resolver lo actual y lo antiguo viaja a su pueblo natal, pensando que en False Creek va a encontrar las respuestas y eventualmente mejoría.
La película, al menos su molde, es el género del thriller sicológico con apuntes paranormales, donde el ejemplo inevitable es "Sexto sentido" (1999), que sigue siendo imitada, pero no igualada, en su vuelta de tuerca milimétrica para que se ajusten perfectamente las dimensiones paralelas de la historia.
Acá no, pero al menos queda el intento.
Hay que ajustar demasiadas cosas.
No hay mundos paralelos, en rigor, lo que hay es una rotonda.
Un siquiatra que perdió su hija. El padre del siquiatra es un ex sargento de policía que sigue bueno para el trago. El número 12787. Un amigo del siquiatra que no aguanta los recuerdos. La verdad de Duncan, su maestro. La misteriosa niñita de la capucha y la muñeca retorcida. El accidente ferroviario de hace 20 años que marcó a los habitantes de False Creek.
Es decir nada encaja, realmente, pero hay que hacerlo encajar a como dé lugar, a la fuerza y a martillazos.
Esa torsión, ese ajuste a duras penas y el chirrido de las cosas que no corresponden.
Así se pierde ilusión, credibilidad y coherencia.
De "Ellos vienen por ti", a la corta, nadie se va a acordar.
Y a la larga nadie sabrá que existió.
Así pasa con la mayoría de las películas, las personas y las cosas.
"Backtrack". Australia/Reino Unido/Emiratos Árabes Unidos, 2015.
Director: Michael Petroni. Con: Adrien Brody, George Shevtson, Sam Neill.
85 minutos. Mayores de 14 años.