José Joaquín Suzuki

En la noche del 24 de septiembre del 2015, Concepción Martorell y su esposo, Alfredo Aguilar, sufrieron el robo de su vehículo mediante un "portonazo". Iban llegando a su casa, ubicada en la comuna de Ñuñoa, cuando cuatro sujetos los intimidaron: uno de ellos la bajó del auto y el otro golpeó a su marido en la cabeza.

Después de casi un año, la pareja se reencontró con el vehículo, en el cuartel de la Sección Encargo y Búsqueda de Vehículos (SEBV) de Carabineros. Era uno de los 85 autos -de 105 que se habían robado e inscritos- que se habían recuperado luego de desbaratar a una banda de 12 personas, de la fueron detenidos siete miembros de la cúpula criminal que - según Carabineros y la Fiscalía Occidente- se dedicaba a sustraer automóviles, cambiarles el número de chasís y de motor, registrarlos nuevamente y luego venderlos.

El vehículo, según relató el fiscal José Solís, de la Fiscalía Occidente, en la audiencia, fue ubicado por Carabineros el día 27 de julio pasado. Quien lo conducía señaló que lo había comprado en una automotora en Cerrillos, en $6.850.000, y estaba inscrito con documentación de la empresa "Muzu Comercializadora Limitada". La SEBV hizo una revisión física y técnica del auto, dándose cuenta de que estaba asociado a otra patente, la cual tenía encargo por robo.

Forma de operar

Para el general Daniel Tapia, de la Dirección de Investigación Criminal de Carabineros, esta es una organización que se encontraba "en el más alto nivel de la pirámide criminal, que estaba operando en todo el territorio nacional" y la cual estaría activa desde septiembre de 2014.

El modus operandi , según indicaron el Ministerio Público y Carabineros, consistía en que robaban los autos, mayoritariamente, con el método del "portonazo": en el 70% de los casos -en la Región Metropolitana- se usó esta vía, ya que permite obtener la llave del auto y así no se fuerza la chapa y no se rompe el vidrio para sustraerlo.

Luego modificaban los números de chasís y de motor, gracias a que contaban con un mecánico "tatuador", quien volvía a estampar estos números para que coincidieran con las facturas de las empresas de fachada que habían creado.

Empresas de papel

Se dijo que para venderlos sin generar sospechas, usaban dos empresas para inscribirlos en el Registro Nacional de Vehículos Motorizados: "Comercializadora H One Limitada" -con el giro "venta al por mayor de huevos"- y "Muzu Comercializadora Limitada". La segunda fue creada en septiembre de 2015 (con una ampliación de giro a la venta de automóviles), luego de que se iniciara la investigación y que el Registro Civil rechazara las facturas de "H One", alcanzando a registrar ocho vehículos.

Además, los autos quedaban registrados a nombre de 17 personas captadas por la organización, a quienes se les pagaba dinero por poner a su nombre el vehículo y luego venderlo, ya sea mediante un automotora, sitios web o el boca a boca, siempre a precio de mercado.

Los siete imputados fueron formalizados por los delitos de asociación ilícita, uso malicioso de instrumento público falso (certificado de homologación) y privado mercantil falso (facturas), receptación de vehículo motorizado y estafa.