Señor Director:
Al escribir
mi carta titulada "Un Neruda falso", publicada en esta sección de opinión, sabía que recibiría la reacción adversa de algún antinerudiano que sacaría a relucir el reproche del supuesto abandono que Pablo Neruda hizo de su hija Malva Marina, tal como efectivamente ocurrió con la
carta de don Guillermo Gatica Astaburuaga, publicada en la edición del pasado 27 de agosto. No es que me crea adivino, sino que es común que quienes buscan desprestigiar a nuestro Premio Nobel recurran a este hecho tan enigmático como doloroso en la vida del poeta.
Sin duda, nadie, salvo los padres de Malva Marina, podría explicar qué sucedió realmente al interior de esa familia en un mundo azotado brutalmente por la guerra. Sin embargo, también creo firmemente que todo poeta habla por medio de su poesía, y en esto Neruda no es una excepción, porque, como él mismo nos dejó dicho: "Si me preguntan qué es mi poesía, debo responder que no sé, pero si le preguntan a mi poesía, ella les dirá quién soy yo". Por lo tanto, invito cordialmente a todos los antinerudianos a leer el poema titulado "Enfermedades en mi casa", donde encontrarán la respuesta categórica a su trasnochada crítica.
Jaime Ferrer Mir
Profesor
Presidente Corporación Amigos del Winnipeg