El nacimiento de un nieto es una experiencia emocional de la mayor significación, que cambia la estructura de la familia y afecta positivamente a todos sus integrantes. Esto se da especialmente cuando llega el primer nieto y los hijos se transforman en padres y ellos, en abuelos. Ver a los hijos convertirse en padres constituye una gran alegría para los abuelos.
Con el primer hijo, las familias de origen quedan unidas por lazos de consanguinidad y los abuelos son habitualmente las figuras más importantes de apego secundario. Cuando nace un nieto, se produce una cadena de tres generaciones, que obliga a una redefinición de roles y nuevas tareas. Las dinámicas familiares experimentan un profundo cambio y el nacimiento puede ser una oportunidad para rectificar errores y establecer alianzas que, teniendo como centro a los nietos, revitalicen los vínculos familiares. Para ello es decisivo lograr una buena sintonización con los padres, creando así una alianza efectiva y sin conflictos.
La interacción de abuelos y nietos tiene beneficios psicológicos reales para ambos. Para los abuelos, según Spitzer, autor de "Demencia Digital", la mejor actividad para prevenir las demencias es salir a pasear con los nietos. Él sostiene que un niño es una fuente inagotable de preguntas, exigencias, provocaciones, chistes, lo que mantiene activado el cerebro. Además sugiere que se realicen actividades al aire libre y señala que quien no tiene un nieto, debería adoptar uno.
Los abuelos están en una etapa del ciclo familiar en que deben elaborar muchas pérdidas, como la muerte de amigos, disminución de sus capacidades, dejar el trabajo y ver disminuidos sus ingresos, lo que puede llevar a cuadros depresivos si no se encuentran nuevas experiencias y espacios para tener interacciones significativas. Investigaciones recientes han reportado que los abuelos que tienen una estrecha relación con sus nietos sufren menos depresiones, porque se conectan con la maravilla de la vida. Además, los nietos suelen favorecer la creatividad.
Se sostiene que la abuelitud da una oportunidad para reparar errores cometidos en la paternidad.
Muchas veces los abuelos tienen un rol muy protagónico en la vida de los nietos y son un factor muy importante en la construcción de infancias felices.