No era fácil que el público de teatro fuera al espacio El Trolley hace 30 años cuando se estrenó "99 La Morgue". Eran los que serían los últimos años de la dictadura de Pinochet y ya había bastante canción y teatro de protesta, pero de todos modos era ir a un lugar de resistencia ubicado en un sector nada recomendable. Presentar esta obra era un acto peligroso porque lo que dice, aunque un tanto esfumado en una trama que mezcla tiempos actuales y antiguos, es que el Servicio Médico Legal emitía certificados de defunción falsos. A cuerpos quemados y flagelados se les calificaba como "muertos por inmersión" en situación desconocida. Los servicios de "inteligencia" actuaban con impunidad y denunciarlo era un acto riesgoso para la compañía y también para el público que asistía.
Han cambiado los tiempos, hoy no es peligroso ir a verla, pero no es fácil ponerse en la perspectiva adecuada para captar su valor. Por una parte está el significado histórico político, y por otra lo que es específicamente su lenguaje teatral. Atrae el mensaje, la proposición social, el contenido que la obra pueda tener, pero lo que da el real valor a una obra es su lenguaje artístico, su estructura y la calidad teatral de su interpretación.
Ramón Griffero ha escrito obras de teatro y un libro de teoría, "La Dramaturgia del Espacio", publicado por Frontera Sur el año 2011, allí expone la base teórica de gran parte de su acción como dramaturgo y director, "99 La Morgue" es una de las obras en que se concreta esa teoría. Comenzó con "Historias de un Galpón Abandonado" en 1984, estrenada en El Trolley, y la cúspide me parece que fue "Santiago Bauhaus" presentada en el Goethe Institut en 1987. Antes tuvo otras obras iniciales en Bélgica en las que también junto a Herbert Jonckers buscaban intervenir espacios no convencionales, pero la concreción específica de una forma de sorprender con juegos espaciales se inicia aquí en su espacio El Trolley, verdadero laboratorio de experimentación teatral. Ramón Griffero ya le ha hecho muchos homenajes, pero reiteremos una vez más la importancia de Herbert Jonckers como un escenógrafo y diseñador teatral realmente excepcional.
El primer elemento de esa Dramaturgia del Espacio que se da en esta versión de "99 la Morgue" es la creación de un enorme espacio en el que sabemos es el reducido escenario del Teatro Camilo Henríquez. El Trolley era un altísimo galpón con vidrios pequeños en la parte alta de las murallas hasta llegar al techo; en esta puesta en escena se reproducen esos vidrios, se iluminan desde atrás y como en un acto de magia teatral el espacio se agranda y nos permite acercarnos a la ilusión de volver a El Trolley. En la escenografía original, las murallas, cubiertas de azulejos blancos, estaban nuevas, limpias; hoy, para señalar que esto es de un pasado sucio, ajado, esos azulejos están cubiertos con un moho rojizo. Vemos también movimientos en líneas prefijadas, lentos, irreales, propios de las obras de Griffero orientadas por la Dramaturgia del Espacio.
En "99 la Morgue", Griffero como dramaturgo y director, mezcla acciones de distintas épocas. Lo central es el presente en que un nuevo director de la morgue, interpretado por Rafael Contreras, determina qué deben decir los informes que se entregan, su actuar es enérgico e inhumano. El médico que lo secunda se da cuenta del engaño en que participa, pero su reticencia es tímida y al final es un cobarde colaborador más. Como aseadora un tanto ingenua, que admira la fuerte personalidad del nuevo Director, está Fernanda, interpretada con múltiples matices por Paulina Urrutia. Del elenco original está Verónica García Huidobro, actriz fundamental de la Cía. Teatro Fin de Siglo, que ahora representa a la abuela y a un personaje de la antigüedad, la Mujer de Corintio. Carmina Riego aparece en un espacio que se abre a media altura e interpreta allí a una prostituta respetable porque con su trabajo pudo educar a su hijo Germán, artista, pintor, anómalo en este espacio. Como la mujer de la foto, que busca a su hija Pilar, Ángeles Hernáez, desde su silencio se impone como una fuerte personalidad.
La obra se desarrolla en un presente de los años 80, se traslada a la antigüedad griega y a los albores de nuestra patria. En su momento pudieron ser elementos un tanto distractores, pero también implican que la maldad es atemporal. Los miedos actuales son otros, pero la obra mantiene su vigencia porque el imperativo de que esas situaciones no se repitan subsiste, porque su lenguaje teatral sigue siendo innovador y porque la dirección de Ramón Griffero, sin cambiar el texto, supo encontrar los matices que la hacen actual.
"99 La Morgue"
Ramón Griffero
Teatro Camilo Henríquez
Sábados a las 20:30 y domingos a las 19:30 horas
Valores $6.000 general, $4.000 estudiantes y tercera edad
Funciones: Hasta el 4 de septiembre