Esta es otra película de Paolo Sorrentino acerca del camino hacia la muerte. Es tan barroca como La gran belleza, pero de una manera menos gravosa, menos oscura, acaso un poco más leve. Pero comparte buena parte de su poder de seducción.
En unas apacibles y añosas termas de Suiza pasa unas vacaciones Fred Ballinger (Michael Caine), gran músico retirado, que recibe una invitación de la Reina para dirigir sus obras más populares en el cumpleaños del príncipe Felipe. Fred rechaza la proposición y ni siquiera se lo cuenta a su amigo Mick Boyle (Harvey Keitel), un director de cine que ha reunido a un grupo de guionistas jóvenes para desarrollar la que será su obra testamentaria.
Fred y Mick frisan los 80 y han sido amigos desde la juventud. Esa amistad tiene una singular sabiduría: solo se cuentan "las cosas buenas". Pero en estas vacaciones de apariencia paradisíaca ambos enfrentan crisis terminales. A través de la separación de su hija Lena (Rachel Weisz), Fred descubre que su pequeña familia guarda rencores desgarrados por su dedicación a la música, que parece haber descuidado sin remedio los afectos íntimos. Mick no sabe cómo terminar su filme, sus guionistas no dan con la escena final y ha depositado todas sus esperanzas en una antigua actriz, Brenda Morel (Jane Fonda), que sin embargo le dará la sorpresa de su vida.
Las termas están pobladas por otros personajes que forman el marco de extrañeza existencial que une a los amigos: un actor joven que vive una crisis de identidad (Paul Dano), un inmenso gordo sudamericano que necesita oxígeno (clara referencia a Maradona), un lama que según los rumores puede levitar, una masajista que prefiere tocar a hablar, una pareja que jamás conversa y una miss Universo (Madalina Ghenea) que cuando entra desnuda a la piscina donde reposan Fred y Mick se convierte "en el último regalo que nos da la vida".
Esta película es sobre la impermanencia, el modo en que la memoria se va borrando, el cuerpo se va deteriorando y al final permanecen solo las decisiones morales. Y es también un filme sobre dos artistas que además son hombres: lo que han entregado a sus fuerzas creativas lo han quitado de sus afectos personales. Las mujeres van por detrás: están allí solo para recordarles a estos hombres sus amores del pasado.
Juventud es una película ambiciosa y pretenciosa como lo era La gran belleza. Sorrentino (un "radical chic" lo han llamado) se atreve porque tiene algunas ideas fuertes -la decadencia, pero vista desde la modernidad, sin el quejoso tono spengleriano- y sobre todo porque sabe que filma con una inspiración visual extraordinaria, que hace de sus trabajos una delicia plástica.
Youth.
Dirección: Paolo Sorrentino.
Con: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Madalina Ghenea, Roly Serrano, Jane Fonda.
124 minutos.