En la esquina de Manuel Montt con Simón Bolívar se ubica este restaurante que ofrece recetas peruanas y otras tantas de corte oriental. Esto queda de manifiesto tanto por el nombre del local como por dos grandes cuadros, uno con temática inca y otro de la Gran Muralla China. Con esto en mente, se procedió a dividir los pedidos en una y otra dirección.
Frente a la petición de una leche de tigre, el atento mozo ofertó un mix que no aparecía en la carta: Sinfonía marina, la cual traía lo pedido junto a un cebiche, pulpo al olivo, cóctel de camarones y un tiradito. Lo mejor fue la leche de tigre y el tiradito, por fin con el pescado en un corte muy fino. El pulpo estaba algo duro, y bajo una abundante salsa golf del cóctel no venían camarones enteros, sino un picadillo de ellos (y hay que suponer esto último, porque la salsa era, lo dijimos, a-bun-dan-te). Lo más desafinado de esta sinfonía fue al llegar la boleta: $19.900. Aquí parece que la "mano invisible" de Adam Smith no ha metido su mano aún.
Luego fue el turno de dos fondos orientales. Un mix de vegetales salteados con tallarines de arroz, pac bao choy ($9.200), con cubitos de tofu frito, harta verdura y algunas algas. Y, porque no había su versión con costillas de chancho, un cruyoc ($8.900): trozos de lomo arrebozados y fritos junto a trozos de piña, salsa de tamarindo y un molde de arroz blanco. Correctos ambos platos, aunque nuevamente falta un ajuste entre demanda y oferta en materia de precios, algo que llega hasta los postres, sobre los $3.000.
En fin. Con una atenta atención, aunque sin la advertencia del valor de la sinfonía aquella, tanto en las tarifas como en los sabores, Asia limeña cumple debiendo un poco.
Manuel Montt 2600, 2 2710 5054.