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Cartas
Viernes 29 de julio de 2016
Cada vez menos deciden por más
Señor Director:
Por meses trabajamos con voluntarios en el proceso denominado "constituyente". Siguiendo una estrategia, creemos haber demostrado que todo se diseñó para que "cada vez menos decidan por más" y, al final, decida una, si es que decide.
Tenemos una suficiente cantidad de actas firmadas que nos permitirá probar que la sistematización no estuvo bien. Ideas fundamentales omitidas; números que no representan la realidad, etcétera. Podemos probar que las personas entendieron de modo diferente lo que era un "acuerdo", un "acuerdo parcial" y un "desacuerdo"; que muchas actas señalaban en materia de derechos "artículo 19", pidiendo mantener lo actual, y que existen muchas actas con rechazo explícito al proceso constituyente, pero ello no aparece. Lo curioso es que ese tipo de opiniones podría engrosar los "otros", los "no clasificables", etcétera, sin reglas uniformes ni conocidas. La culpa de esta situación, salvo algunos errores, no es de los sistematizadores, sino de quienes diseñaron el proceso.
Pese a lo curioso del proceso, en la primera etapa los partidarios de la asamblea constituyente no lograron marcar nada relevante. La razón era simple: participó más gente de la que podían manejar. Ahora, en esta segunda etapa, con una participación casi diez veces menor, sus huestes, ordenadas y movidas probablemente por líderes deseosos de ganar la dieta de constituyentes, sí pudieron hacer algo: menos decidieron por más o, peor, contra más.
En muchos casos, ni los menos ni los más decidieron nada. Solo le dieron un cheque en blanco y la aparente legitimidad a lo que la Presidenta decida. Por ejemplo, qué se puede haber decidido si la opción es "cambio o reforma constitucional". Es lo uno o lo otro, o cambio o reforma. Será la Presidenta la que, en verdad, decidirá, si es que lo hace y no opta finalmente por evitarse un quiebre interno de la Nueva Mayoría culpando a que la derecha no aprobó en el Congreso su curioso paso previo: la abdicación de este Congreso Nacional del mandato que millones de ciudadanos le dieron de ejercer el poder constituyente derivado. Y este es el punto más delicado. Todo esto afecta la democracia, pues debilita al Congreso Nacional, lo deslegitima frente a los ciudadanos y concentra poder en el Ejecutivo, que deja de tener al frente a un fiscalizador validado.
Finalmente, el punto más pintoresco del fin de semana fue que podemos probar que se impidió repartir información de "El Cabildero" en el proceso e, incluso, se confiscaron estos folletos. No deja de ser paradójico que, en un proceso denominado democrático y participativo, se opte por iniciar el trabajo limitando la libertad de expresión sin fundamento legal.
Víctor Manuel Avilés H.
Abogado