La conectividad digital es una herramienta básica de desarrollo, por su impacto en el progreso y en la calidad de vida de las comunidades. De allí la desazón de algunas localidades australes por no haber sido incluidas como áreas exigibles en las bases de licitación que presentara el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones para la adjudicación, a fines del presente año, del concurso Fibra Óptica Austral, tendido que permitirá conectar Puerto Montt, Aysén y Magallanes.

Este proyecto, que comprende una inversión de alrededor de 63 mil millones de pesos, contempla unos tres mil kilómetros de tendido terrestre y submarino, con 36 puntos obligatorios, y otros 10 pueblos que quedan en calidad de "adicionales". Son precisamente las autoridades y habitantes de estos últimos quienes han pedido al Gobierno reconsiderar la medida, pues se sienten perjudicados al no poder acceder a la futura carretera digital. En efecto, resulta de la máxima relevancia para los poblados en situación de aislamiento contar con una eficiente accesibilidad digital, cuyo impacto es clave en diversas actividades, como la educación -para las escuelas es una herramienta indispensable-, el turismo y también en el acceso a todo tipo de servicios esenciales. Muchas de las localidades no incluidas de forma obligatoria en la licitación están ubicadas en puntos limítrofes estratégicos y son habitadas por colonos que despliegan una valiosa soberanía.

El proyecto anunciado por la autoridad es una iniciativa muy relevante, pues actualmente la conectividad de la zona austral depende de redes foráneas o satelitales de muy deficiente calidad, y viene a complementar los esfuerzos destinados a desarrollar las zonas extremas, política pública que este diario ha impulsado con especial interés. En este sentido, la carretera digital licitada responde al permanente reclamo regional por una efectiva descentralización, y su implementación contribuirá a abrir muchas oportunidades para sus habitantes. De allí la importancia de atender la demanda de aquellos poblados que piden ser incluidos en el proyecto, pues -al no ser prioridad para la autoridad central- sus posibilidades de contar a corto plazo con una eficiente conectividad digital se vuelven escasas.

Chile es uno de los países de América Latina que cuentan con la mayor cobertura digital, pero su calidad en términos de velocidad y volumen del flujo de información es todavía inferior al promedio de los países de la OCDE, por lo que resultan muy positivos y necesarios los esfuerzos destinados a ampliar -y ojalá mejorar- nuestra red de fibra óptica. Parece oportuno destinar recursos para la implementación de una amplia carretera digital austral, dados la importancia estratégica que la zona representa y su incomparable potencial turístico.