2016 resulta un año clave para Juan Dávila: cumple setenta años de edad y cinco décadas de producción pictórica. Ese hecho pareciera ser responsable de su actual exposición en el Centro Cultural Matucana 100. Podemos apreciar ahí todo el desarrollo de una obra ejecutada mayoritariamente fuera de Chile y, desde l974, casi desconocida entre nosotros. La actual selección -nunca antes tan numerosa-, constituye una buena oportunidad para remediarlo. Encontramos ahora óleos de gran formato, doce gouaches , seis serigrafías, veintiocho afiches, un mural recién acabado. Si de pintura pura se trata, el suyo es un testimonio óptimo a lo largo de toda su obra. De ese modo, el característico empleo del collage , del mosaico figurativo, apunta a la temática, nunca a los materiales; ni siquiera usa la variación de texturas. Eso sí, su fantasía exuberante, su riqueza y sugerencia argumentales, su expresividad tremendamente vibrante, agresiva, sarcástica, son capaces de fagocitar, nada más que en beneficio de una imaginería propia, las más diferentes corrientes visuales, los artistas más diversos.
Aparecen, así, desde citas a la pintura colonial mestiza, a ciertos maestros chilenos, al impresionismo y a las vanguardias del siglo XX, hasta los recursos de la historieta cómica, de la caricatura, de la publicidad, del gusto kitsch , de las ilustraciones de revista pornográfica, del grafiti callejero. A través de todo eso logra crear una verba de individualidad arrolladora. En general, aunque nunca abandona las referencias a la figura humana o a la presencia por asociación de ésta, su evolución parte de un barroquismo de formas cerradas, de contornos bien precisos, abriéndose cada vez más y alcanzando una soltura, una fluidez de pincelada, un alivianar los trazos, una simplificación formal que se tornan típicas de sus productos más recientes.
Junto a una proyección en amplia pantalla que nos ilustra sobre los 50 años de quehacer pictórico, los trabajos exhibidos entre nosotros abarcan el período 2000-2016. Toda una novedad, por lo tanto. Diez óleos de 2 x 2,50 metros corresponden al primer enfrentamiento que recibe el espectador. En ellos no renuncia al pasado. Respecto a lo temático, mantiene la poderosa capacidad de sugerencias ambiguas, lo cual obliga al observador a mirar detenidamente, a pensar y a poner en movimiento su aptitud asociativa. La temática de intensa sexualidad transfigurada y sus oscilaciones de género -Bolívar, Verdejo, por ejemplo- acentúan la variedad de lecturas. El ser humano alcanza una degradación argumental de una violencia no vista dentro de nuestro medio. Por otro lado, Dávila se hace admirar a través de los efectos conseguidos con el color y su manera de aplicarlo. Si hasta logra producir una sensación física en quien contempla. Antes fue, entre otros, el fuego o el humo asfixiantes, en sus pinturas recientes hallamos las carnaciones, basadas en pinceladas despojadas, pero especialmente ese brillo extraño e insinuante de algún rostro. De nuevo el surrealismo, el pop art y las abstracciones se divisan tras sus propuestas.
El óleo semicircular de 2 x 10 metros echa sus raíces en una interesante interpretación del impresionismo. Es un paisaje al aire libre que entrega un inesperado lirismo. Su nombre, Imagen residual, asimismo, da título a esta visión de conjunto. Salvo el mural -¡qué agilidad de dibujo!-, en las realizaciones restantes se opta por las dimensiones menores. Aunque siempre sus asuntos se pliegan a las usanzas internacionales de lo hoy día considerado políticamente correcto, la intensidad de las imágenes se pega, difícil de olvidar, en nuestro subconsciente.
En el MAC de Quinta Normal
Tres autores individuales y un grupo, venidos desde el extranjero, están exponiendo en el MAC de Quinta Normal. De ellos vale destacar a la polaca Dagmara Wyskiel (1974) y al británico David Shrigley (1968). Para la primera, una pelota de golf simboliza el influjo inglés en Chile. A través de videos triples y con color emprende un juego interesante de proporciones espaciales. Ubica, entonces, su personaje ya dentro de ese desierto nortino de soledad marciana o como especie de planeta rodante en una zona de telescopios, ya en nuestra Patagonia helada o flotando sobre las aguas de la bahía de Valparaíso, ya mediante pequeñas fotos en la plaza más famosa de Londres. Del heterogéneo conjunto de Shrigley habría que rescatar su instalación con chatarra de fierro, igualada por reluciente pintura negra y por la adición de alambres a cada pieza. Con ello consigue provocar el efecto de una agrupación de insectos muy diversos; un logro, sin duda, atractivo.
Imagen residual
Novedoso y, por fin, amplio conjunto pictórico del chileno residente en Melbourne Juan Dávila
Lugar: Centro Cultural Matucana 100
Fecha: hasta el 16 de octubre
Juego mixto de Dagmara Wyskiel (PL) Lose your mind de David Shrigley (UK)
Lugar: MAC de Quinta Normal
Fecha: hasta el 31 de julio