"La historia se escribe hacia adelante"
Mauricio Rojas
El no autor, en este caso, es lo más relevante. Su imagen destaca en la portada y su mirada apunta al único lugar al que no ha llegado ni llegará: el infinito.
Este es un libro que oscila entre el cada día que tiene su afán y el infinito, precisamente. La brecha es inconmensurable, sin duda alguna, pero acá está su interés y su genuina naturaleza, porque es una obra literaria en el género de la entrevista testimonial que se desliza entre los porotos con rienda y el ser y la nada.
En la confluencia del neoliberalismo con el neogótico es donde descubrimos que las lecturas del guatón Loyola y las del príncipe de Dinamarca son las mismas.
Es más carro alegórico que libro político.
Es challa y cornetines antes que ensayo, y algunos subcapítulos, por cierto, se inscriben en la cadena alimenticia del eslabón, el chupamedias y el homo sapiens.
El no autor en algún momento tiró a la mesa dos títulos alternativos.
Uno era de una película de cowboys e indios que no vio desde el comienzo y tampoco finalizó, pero el título se le quedó: Horizontes de grandeza.
Y el otro de una novela inglesa y de un autor que no recordaba: Grandes esperanzas. Los miembros del directorio de Avanza Chile, presentes en la reunión deliberativa, hicieron memoria, pero ni Andrés Chadwick ni Cecilia Pérez dieron con el autor. Y Roberto Ampuero, como buen escritor, lo tuvo en la punta de la lengua, y ahí se quedó.
Y así se llegó a La historia se escribe hacia adelante.
"Mi vida. De la infancia a la lucha contra la dictadura.
Memorias I"
Ricardo Lagos
La primera reflexión es que el libro es largo. La segunda es que la foto del autor en portada debe ser reemplazada para Memorias II. Entendemos que en algunas publicaciones el uso del photoshop es reprobable. En este caso es inevitable.
Vamos a lo de fondo: el título del libro.
Se discutió en la Fundación Democracia y Desarrollo, y el autor, aunque se piense otra cosa, estuvo dispuesto a comparar su idea de título con otras ideas.
Su idea de título para este libro, que se entienda bien, pero en ningún caso su idea de país o sus ideas en general.
Es cierto que el autor tiene la costumbre de escuchar las ideas que le dice la gente en la calle, donde lo paran y le cuentan y piden cosas, pero también es cierto que como promedio baja a la calle una vez al año.
Seamos serios y volvamos al título.
El autor prefería otro, esa es la verdad, pero fue capaz de escuchar en silencio los argumentos ajenos. No fue fácil ni simple, eso sí. Debieron acudir al diccionario de la RAE y a las diversas instrucciones gramaticales sobre el correcto uso de las preposiciones. Y fueron exhaustivos en el estudio de las preposiciones "de" y "desde", para discernir en qué momento y contexto se igualaban.
Su propuesta era la siguiente: Mi vida. Desde la infancia a la lucha contra la dictadura. Memorias I.
Y finalmente cedió.
Y así se llegó a Mi vida. De la infancia a la lucha contra la dictadura. Memorias I.